Misa en la iglesia atacada en Turquía: «No podemos ceder al miedo y la desesperación»
El vicario apostólico de Estambul afirmó que no celebrarán a puerta cerrada y pidió a las autoridades a promover la fraternidad y la tolerancia
La comunidad católica de Estambul (Turquía) «está desconcertada y asustada» tras el ataque terrorista del pasado domingo. Lo reconoció el pasado jueves el vicario apostólico de Estambul para los católicos de rito latino, Maximiliano Palinuro. No solo «nos preguntamos por qué ocurrió todo esto», afirmó en la iglesia de la Natividad de Nuestra Señora en Büyükdere (Estambul), durante la Misa que se celebraba en reparación por el atentado.
También «estamos preocupados por el futuro. El mal del mundo ha entrado incluso en un lugar sagrado y ha sembrado sufrimiento y muerte». Pero «si tenemos fe no podemos ceder al miedo y a la desesperación. No debemos caer en la tentación de cerrarnos», subrayó.
En la homilía, compartió que a raíz de lo ocurrido «algunos amigos me aconsejaron que cerrara las iglesias y celebrara la Misa a puerta cerrada». Pero aseguró que «si lo hiciéramos, nos rendiríamos al mal y cumpliríamos con los planes perversos» de quienes «intentaron llevar a cabo una masacre». En efecto, lo ocurrido habría sido mucho más grave «si el propio Señor no hubiera bloqueado a los asesinos haciendo que se atascara el arma ya preparada para seguir matando».
Petición a las autoridades
El vicario apostólico alertó de que, junto al miedo, existe la tentación de odiar. Frente a ella, aseguró que «nuestro corazón no debe ser envenenado» por este «veneno mortal». Durante la celebración se rezó por Tuncer Cihal, el hombre de 52 años que fue asesinado después de dar la voz de alarma «valientemente» para «intentar salvar a todos». También se consagró un nuevo altar, informa la agencia católica italiana SIR.
El obispo dio las gracias «de corazón a todos los que en estos días difíciles han estado a nuestro lado». La Eucaristía estuvo concelebrada por Marek Solczinsky, nuncio apostólico en Turquía. Participaron además obispos, sacerdotes, religiosos y fieles de la comunidad católica. Y acudieron representantes de las Iglesias hermanas, del Gran Rabinato de Turquía, autoridades civiles y personal de seguridad.
Se trata de la primera vez en la historia reciente que un lugar sagrado de Estambul sufre un atentado. «Estamos seguros de que este evento es y debe seguir siendo ajeno al carácter pluralista de esta ciudad y de esta nación», matizó Palinuro. Sin embargo, el terrible acontecimiento debe animar a las autoridades civiles y religiosas a «trabajar para que se inculquen los valores de fraternidad y tolerancia religiosa a las nuevas generaciones». En particular, invitó «a vigilar que especialmente en las escuelas se enseñen a respetar la religión del otro como la propia».