Mirando con los ojos de Cristo
El próximo domingo, 9 de noviembre, la archidiócesis de Madrid celebrará, un año más, la fiesta de su Patrona, bajo el lema Madre, enséñanos a querer a tu Hijo. Con este motivo, el cardenal arzobispo emérito de Madrid dejó escrita, antes de la toma de posesión de don Carlos Osoro, una Carta invitando a todos los madrileños a participar. Dice así:
Mis queridos hermanos y hermanas: os escribo mi última carta como obispo de esta queridísima Iglesia diocesana, conmovido aún por las numerosas muestras y manifestaciones de afecto que estoy recibiendo durante estos días. Os las agradezco de todo corazón y gozo al pensar que recibiréis con ese mismo espíritu de afecto y comunión eclesial a monseñor don Carlos Osoro, que el 25 de octubre se convertirá en el nuevo pastor de esta diócesis.
Como os comentaba al final de la homilía de la Misa Estacional, durante la despedida de la diócesis de Madrid, dejo todos nuestros afanes y deseos bajo el cuidado maternal de la Santísima Virgen, Madre de la Iglesia y Madre nuestra. Ella, que es la Omnipotencia suplicante, nos conducirá hasta su Hijo y velará para que no nos apartemos nunca de Él; y, si lo hacemos, para que sepamos convertirnos, pedir perdón, y reemprender siempre el camino con humildad y alegría.
El próximo 9 de noviembre, domingo, celebraremos de nuevo la fiesta de la Patrona de Madrid, la Virgen de la Almudena, bajo el lema Madre, enséñanos a querer a tu Hijo. Doy gracias al Señor porque la andadura pastoral del nuevo arzobispo comenzará precisamente con esa fiesta de Nuestra Madre, tan entrañable para los madrileños.
Os pido que acudáis a venerar a Nuestra Señora, Santa María la Real de la Almudena, con un amor renovado a Nuestro Señor, con un deseo ardiente de servir a la Iglesia con vuestras palabras y vuestras obras, muy unidos a nuestro nuevo pastor, monseñor Carlos Osoro Sierra, y a las intenciones de nuestro Padre común, el Papa Francisco.
Os ruego que sigáis rezando por los frutos del Sínodo sobre la familia que se ha celebrado en Roma estos días pasados. Rezo muy especialmente para que las familias de nuestra diócesis encuentren a Cristo en su seno, mediante el perdón y la petición de perdón, que traen como fruto la paz y la alegría en el Señor. Invoco a la Virgen de la Almudena para que nos enseñe a querer a su Hijo. Le pido esa conversión que todos necesitamos -yo también- que nos lleve a limpiar nuestros pecados en el sacramento de la Penitencia y así mirar, con ojos nuevos -con los ojos de Cristo- y gestos de amor concretos, a nuestros familiares y amigos, y a muchas personas tan necesitadas que nos esperan en este Madrid nuestro y en el mundo entero.
Os animo, como siempre, a participar en la Eucaristía de la Plaza Mayor y en la procesión hasta la catedral: a los sacerdotes, a los consagrados y consagradas, y a los fieles laicos de tantas parroquias. Serán muchas las familias madrileñas, con los niños, los jóvenes y los mayores que manifestarán con entusiasmo su cariño a la Virgen. Y no faltará la oración de las contemplativas que se harán presentes de ese modo en esta gran fiesta de Nuestra Madre.
No os olvidéis de rezar por mí; yo lo hago todos los días por vosotros.