Millones de personas siguen afectadas por las tormentas Melissa y Kalmaegi en plena COP30
El huracán Melissa y el tifón Kalmaegi batieron récords en los días previos a la cumbre del clima de Brasil y dejaron cerca de 300 muertos. Para el obispo filipino Alberto Uy este tipo de desastres naturales «son un reflejo de lo que no hemos podido hacer por nuestra casa común»
La prevención y mitigación de los daños causados por el cambio climático, y la financiación para ello, son uno de los temas de la cumbre del clima COP30 que se está celebrando en Belem (Brasil). Pero mientras esto ocurre, varios países del mundo luchan por recuperarse de distintos desastres naturales, como el huracán Melissa y el tifón Kalmaegi.
Es el caso de Cuba, donde «después de dos semanas del huracán Melissa hay comunidades que aún se encuentran sin abastecimiento de energía eléctrica ni agua potable», según los misioneros salesianos. De hecho, cerca de tres millones de personas se encuentran con acceso limitado a servicios básicos. Además, 750.000 se han visto desplazados.
«Aún hoy hay zonas de Santiago de Cuba, Guamá I y Guamá II que se encuentran aisladas completamente porque el mar destruyó la carretera», alertan los misioneros en un mensaje a Misiones Salesianas. A ello se suma «una buena cantidad de casas parcial o totalmente derrumbadas».

En otras zonas hay desabastecimiento de medicinas o colchonetas. «Además, el virus de la chikungunya se está extendiendo con rapidez». Sin medicinas ni agua potable, esta enfermedad se puede complicar.
La ONG está trabajando para llevar productos a 2.000 personas desde Santiago de Cuba. «En un país que viene de una marcada crisis económica y un gran desabastecimiento», Melissa «ha venido a hacer más aguda la precariedad de muchas personas, sobre todo de las más vulnerables», explica Luis Manuel Moral, su director.
La más fuerte en 90 años
Melissa ha sido la tormenta más fuerte en tocar tierra de los últimos 90 años. Aunque afortunadamente no dejó fallecidos en Cuba, su paso por el Caribe ha causado más de 70 muertes. 43 han sido en Haití, según datos oficiales del Gobierno; además de casi 30 en Jamaica, cuatro en Panamá y uno en República Dominicana.
Estos datos se suman a los 78 muertos y 16 desaparecidos que dejaron una serie de lluvias torrenciales y corrimientos de tierra en México entre el 8 y el 10 de octubre. Los estados más afectados fueron Veracurz, San Luis Potosí, Puebla, Hidalgo y Querétaro.

205 muertos
Al otro lado del globo, Filipinas y Vietnam todavía se recuperan del paso del tifón Kalmaegi entre el 30 de octubre y el 5 de noviembre. En Filipinas, esta tormenta tropical golpeó sobre todo la isla de Cebú, donde dejó al menos 205 muertos. Era, además, la vigésima tormenta de esta temporada en golpear el archipiélago.
Según el Servicio Meteorológico Nacional, Kalmaegi trajo una cantidad de agua de lluvia que la gobernadora de la provincia de Cebú, Pamela Baricuatro, calificó de «sin precedentes», y causó «inundaciones devastadoras». Alrededor de 400.000 habían sido evacuadas preventivamente y ahora no pueden regresar a sus hogares.
En Vietnam, según el balance oficial, la tormenta causó cinco muertos, seis desaparecidos y seis heridos. En Qui Nhon, la casa de la Congregación de las Hermanas Amantes de la Santa Cruz, la de la Congregación de las Siervas de Jesús de la Misericordia y muchas iglesias, incluida la catedral, sufrieron graves daños, recoge la Agencia Fides.
Como dos DANA
El problema es que en este pequeño país del sudeste asiático se puede decir que llovía sobre mojado, después de que la semana anterior sufriera las peores inundaciones de los últimos 60 años. Dejaron 13 muertos y 11 desaparecidos.
En el monte Bach Ma, en la ciudad de Hue, se batió el récord de precipitaciones del país: entre los días 26 y 27 de octubre, cayeron 1.740 litros en 24 horas. Se trata de más del doble del máximo registrado en Valencia durante la DANA, los 772 litros de Turís. La archidiócesis de Hue informó de que «casi el 90 % de las parroquias, junto con la casa del arzobispo y el centro pastoral diocesano» quedaron inundados.
El arzobispo de Cebú Alberto Uy, señaló sobre estos daños que este tipo de desastres naturales «son un reflejo de lo que hemos hecho, o no hemos podido hacer, por nuestra casa común», según recoge la Agencia Fides. También criticó el escándalo que ha sacudido el país y provocado grandes movilizaciones por el desvío de fondos dedicados a la prevención de inundaciones.