Miguel Mojica: «Con medio litro de agua salada se pueden tener 45 días de luz» - Alfa y Omega

Miguel Mojica: «Con medio litro de agua salada se pueden tener 45 días de luz»

Fran Otero
El joven trabaja ahora en el diseño de parques acuáticos infantiles con Isaba. Foto: cedida por Miguel Mojica.

Miguel Mojica es un diseñador colombiano afincado en Valencia, donde llegó para hacer un máster en Diseño de Producto en la Universidad Abat Oliba CEU. Ha participado en Waterlight, proyecto para «llevar luz donde no la hay», y ha obtenido tres premios en Francia.

¿Qué es Waterlight?
Una lámpara que obtiene la energía del agua salada. Con solo medio litro se pueden tener 45 días de luz.

¿Cómo es posible generar luz con agua salada? Parece magia.
Se trata de un proceso químico que convierte el magnesio que hay en el agua salada en electricidad. Este proceso ya existía. La novedad reside en su aplicación en un dispositivo.

Usted se ha encargado del diseño. ¿Cómo surge el proyecto?
E-dina, una startup colombiana de energía renovable, tenía la tecnología desarrollada y se estaba planteando qué hacer con ella. Se aliaron con la agencia Wunderman Thompson, que ha ejercido como lanzadera, encargándose de la campaña y del marketing. Y luego entré yo desde Valencia con el proyecto de diseño y conceptualización. No se trataba de hacer por hacer una lámpara.

Y…
Decidimos que este proyecto debía dirigirse a una población concreta. Elegimos La Guajira, en el norte de Colombia, donde no hay electricidad. Allí viven los wayuus. Analizamos las necesidades y el entorno y creamos un producto que se adaptara estática y funcionalmente a los habitantes de esta zona. Por eso, la lámpara está realizada con materiales renovables y la correa para el transporte está tejida por los propios artesanos wayuus. Queríamos integrar a la población local en el diseño del producto.

Prototipos de la lámpara Waterlight, que ya se han utilizado en La Guajira. Foto: cedida por Miguel Mojica.

¿Cuál es la situación en La Guajira?
No hay energía eléctrica y la necesitan para ver en la oscuridad, pero también para la actividades que les dan sustento. Los pescadores de la zona se gastan diez dólares a las semana en pilas para las linternas con las que llaman a los peces. Tienen un gasto semanal importante, y con Waterlight se lo ahorran. También tiene un impacto en la artesanía –tejen el famoso bolso wayuu–, pues les permite trabajar cuando cae la noche en épocas de grandes pedidos sin recurrir a velas, un elemento altamente incendiario para casas con techos de paja. También es de ayuda para que los niños puedan realizar las tareas escolares y para la cocina.

¿Ha cambiado la vida a los wayuus?
Se hizo una prueba piloto con entre 15 y 20 prototipos que se llevaron a La Guajira y sí, ha cambiado un poco. Para cambiar el mundo no necesitamos grandes revoluciones, las pequeñas suman.

¿En qué punto está el proyecto?
Ahora toca repensar el producto para comercializarlo a nivel masivo. E-dina tendrá que pensar con quién se va a aliar, qué materiales va a utilizar, dónde lo va a producir.

¿Qué le gustaría que fuera Waterlight en el futuro?
Me gustaría que sirviera para iluminar la vida de la gente, como ha hecho con los wayuus. Es cierto que la lámpara se comercializará a nivel masivo y estará bien, porque es el curso de la mayoría de los proyectos, pero querría que no solo la compraran empresas como Decathlon, sino también los gobiernos, y las llevaran donde de verdad se necesita, como el continente africano.

Además de llevar luz a quien no la tiene hay otras aplicaciones, ¿no?
Podría ser muy útil, por ejemplo, en el sector de la acampada. En cualquier caso, lo más interesante y bonito del proyecto es mirar a donde no llega la luz. Porque hay necesidades básicas y reales que siguen sin estar cubiertas. Esto merece una reflexión.

Como colombiano que vive en España, ¿le ha permitido este proyecto mantener el contacto con su país?
Al venir a España a estudiar un máster en diseño de producto empecé a pensar en mobiliario muy diferente al de Colombia. En otro tipo de problemáticas y proyectos. En yates, por ejemplo. Este proyecto me ha llegado al corazón, pues he diseñado para solucionar una necesidad. Ha sido una satisfacción trabajar en algo que está cambiando la vida de muchas familias.