Mensajeros de la Paz inaugura un Hogar de Oportunidades - Alfa y Omega

Mensajeros de la Paz inaugura un Hogar de Oportunidades

La asociación presidida por el padre Ángel aborda el sinhogarismo con un proyecto para la reincorporación socio-laboral de sus residentes

Rodrigo Moreno Quicios
Los residentes del Hogar de Oportunidades junto al padre Ángel y otros voluntarios. Foto: Rodrigo Moreno Quicios

Ilyas, Leo, Herculano, Aitor, Adams, Jesús y Elías ya no tienen que preocuparse por dormir en la calle. Desde esta semana comparten un Hogar de Oportunidades de Mensajeros de la Paz que, según el padre Ángel, pretende ser «lo más parecido a la familia que no tienen». En esta nueva casa, seis jóvenes como Ilyas, un usuario de origen marroquí, están «viviendo una segunda vida».

La iniciativa es la primera de este estilo de la fundación, que recientemente ha adoptado la metodología Housing First, centrada en garantizar el hogar como primer paso para la reinserción y que Mensajeros aplicará con otras cuatro viviendas que le han cedido el Ayuntamiento y la Empresa Municipal de Vivienda y Suelo (EMVS). «Es una metodología muy novedosa porque se les ofrece un hogar íntegro», explica Natalia, una trabajadora social que les acompaña en este proyecto.

Al estudiar el perfil de los jóvenes con los que trabaja, esta profesional descubrió que «con unas pocas garantías de techo, podrían recuperar sus vidas». En respuesta, se lanzó a desarrollar esta iniciativa que, en vez de cronificar su situación mientras vagan de albergue en albergue, les proporciona un punto de apoyo desde el que impulsarse a la reinserción.

Con iniciativas como esta, Mensajeros de la Paz apuesta por una estrategia «en la que esos grandes albergues masivos poco a poco vayan convirtiéndose en hogares», opina el padre Ángel. Así, aspira a que sus beneficiarios pasen a vivir en viviendas que «no son bonitas por sus muebles sino por el ambiente de familia que se genera en ellas».

Recuperando la dignidad

Ubicado en las proximidades de la iglesia de San Antón (donde Mensajeros de la Paz ha desempañado tradicionalmente su labor), el Hogar de Oportunidades «es un lugar en el que, aparte de ofrecernos un techo, nos quieren formar con un proyecto que aborda cambios sociales y personales», explica Leo, beneficiario del proyecto origen cubano. Para conseguirlo, está desarrollando los hábitos de higiene que la calle le había arrebatado, apunta meticulosamente su día a día en un cuaderno «los valores que necesitamos reforzar» y cuida a sus compañeros de piso lo mejor que puede. «Así trabajamos la comunicación y creamos un vínculo», añade.

Para mejorar su situación, los residentes tienen que trabajar muy duro, pues la situación de calle ha herido profundamente su dignidad y recuperarla supone un gran esfuerzo. «Hay que enseñarles a dormir sin sus pertenencias debajo de la almohada por miedo a que se las roben», explica Natalia.

Por suerte, cuentan con ayuda. Álvaro Suárez, el religioso que dirige el proyecto, convive con ellos y les acompaña en su nueva vida. «Para mí es una oportunidad de crecimiento personal por lo mucho que me devuelven. No tengo miedo al fracaso porque solo nos mueve una certeza: quererles. El que quiere nunca se equivoca», sentencia con optimismo. Un amor incondicional que, en opinión de Aitor, otro residente, «nos ayuda a no olvidar cómo ser personas».

Además, durante su estancia en este Hogar de Oportunidades, los residentes pueden formarse en el oficio de su preferencia. «Nosotros queremos que se convierten en lo que sueñan para que puedan aceptarse como son», explica Álvaro Suárez.