Más de 500 belgas solicitan la apostasía tras la visita del Papa al país
Protestan por las declaraciones de Francisco sobre el aborto y los médicos que lo practican y por sus palabras en la Universidad de Lovaina
524 católicos belgas han solicitado la apostasía en señal de protesta por algunas afirmaciones del Papa Francisco durante su viaje al país a finales de septiembre. Piden «desbautizarse» en una carta abierta dirigida al nuncio apostólico, al arzobispo de Malinas-Bruselas y a los obispos de las otras seis diócesis católicas del país.
Los firmantes aseguran que lo hacen motivados por ciertas afirmaciones del Pontífice durante su visita; principalmente, las referidas al aborto y al papel de la mujer en la Iglesia y en la sociedad. No comparten la visión del Papa sobre el gesto del rey Balduino al abdicar para no sancionar la ley del aborto. Lo definió como un monarca valiente que dejó momentáneamente su cargo «para no firmar una ley asesina». En el vuelo de regreso a Roma, cuestionado de nuevo sobre esta cuestión por los periodistas que lo acompañaban, Francisco definió a los médicos que realizan esta práctica como «sicarios».
Estas palabras sobre el aborto crearon inmediatamente malestar en una parte de la sociedad belga, que lo tomó como una suerte de injerencia política. El propio primer ministro belga, Alexander de Croo, aseguró que eran «inaceptables» estas palabras de Francisco. El político incluso manifestó su intención de convocar al nuncio para tratar el asunto.
Otro de los motivos que aducen los firmantes para llevar a cabo la apostasía son las palabras del Santo Padre durante su encuentro con la comunidad educativa de la sede francófona de la Universidad de Lovaina. El Pontífice habló sobre el papel de la mujer en la sociedad y en la Iglesia. Su discurso no fue del agrado de los asistentes porque mencionó como características de las mujeres «la esponsalidad, la maternidad y la virginidad». Y añadió: «Es feo cuando la mujer quiere hacer el hombre, la mujer es mujer». En un comunicado, una parte de la comunidad universitaria calificó estas palabras como propias de «una visión determinista y reduccionista».
Por último, los futuros apóstatas critican a las autoridades eclesiásticas por su lentitud y «la tibia respuesta» a los abusos sexuales cometidos por miembros del clero, así como «la ausencia de medidas concretas para apoyar e indemnizar a las víctimas».