Más de 2.100 migrantes perdieron la vida intentando llegar a España en 2022
Según un informe de Caminando Fronteras, la cifra asciende a 11.286 en los últimos cinco años
Un total de 2.154 migrantes perdieron la vida este año cuando intentaban llegar a España, según el informe Víctimas de la Frontera, elaborado por la asociación Caminando Fronteras con datos hasta el 30 de noviembre.
La cifra es bastante inferior a los 4.639 fallecidos de 2021, aunque está en línea con los 2.384 de 2020 y casi dobla los 1.131 de 2019. Con estos datos, los muertos en la frontera sur española durante los últimos cinco años ascienden a 11.286.
La mayoría de las víctimas se produjeron en la ruta canaria (7.692), seguida por la argelina (1.526), la de Alborán (1.493) y la del Estrecho (528). En las vallas de Ceuta y Melilla perecieron 47 personas. Entre todas ellas se cuentan 1.272 mujeres y 377 niños.
Las cifras hablan por sí solas y constituyen un drama, pero el informe va más allá y se pregunta quiénes son y de dónde venían las víctimas, así como las causas que provocan estas muertes, porque, explica, no hay casualidad en ellas.
Sobre la primera cuestión, las personas que perdieron la vida procedían de 31 países y con rutas migratorias muy variadas. Eso sí, en casi todos los casos hay un denominador común en el trayecto: la violencia. Los motivos para abandonar sus patrias también son distintas: conflictos bélicos, políticas extractivistas, empobrecimiento por el cambio climático, la carestía o la subida de precios, violencia, persecución por motivos políticos, ideológicos o religiosos…
El impacto de las políticas migratorias
Sobre las causas, Caminando fronteras también lo tiene claro: «El análisis de las cifras de la investigación nos lleva a asegurar que existen una serie de políticas que han permitido la construcción de esta tragedia». En concreto, cita los acuerdos de España con países como Marruecos, Argelia, Mauritania o Senegal, que «reducen de forma importante la protección de los derechos de las personas en movimiento» y no reconocen el derecho a la vida en las fronteras.
«Los datos muestran que la pérdida de la vida de estas 11.286 personas se debe a una necropolítica estructural sostenida en el tiempo y que constituye el pilar de la construcción de los sistemas migratorios globales en el siglo XXI», añade el informe.
Estas políticas provocan que aumenten las redadas contra personas migrantes en países de tránsito como Marruecos, que se use a estas personas como moneda de cambio o para generar desestabilización, la aceptación de deportaciones rápidas o el no reconocimiento del derecho de asilo para algunas nacionalidades.
Por otra parte, uno de los principales problemas que se encuentran las organizaciones que defienden los derechos de los migrantes es que las víctimas están, en su mayoría, desaparecidas y, por tanto, no hay cadáveres. Una circunstancia que hace que «el sistema implemente una negación deliberada de la existencia de víctimas».
Malas prácticas
Por último, la investigación documenta prácticas que, en su opinión, provocaron víctimas mortales. Cita la no activación de medios de búsqueda y rescate o la activación con demora, la no movilización de todos los recursos necesarios, la mala coordinación entre los países, las dificultades de Salvamento Marítimo para recibir las alertas de las organizaciones sociales o la negación de auxilio de embarcaciones civiles. También señala el abordaje de manera errónea o desde un enfoque de interceptación que provocan vuelcos.
«Las cifras e historias que comparte este estudio son esenciales para avanzar en el respeto de los derechos humanos. La memoria tiene que seguir presente e iluminar un camino que nos lleve a la verdad, la reparación, justicia y no repetición», se puede leer en el prólogo del informe.