«Más allá de la DANA o los incendios, el riesgo es que el patrimonio de la Iglesia caiga en el olvido» - Alfa y Omega

«Más allá de la DANA o los incendios, el riesgo es que el patrimonio de la Iglesia caiga en el olvido»

Juan Ayres es presidente de Camino del Asombro, una entidad que dinamiza el monasterio de San Antonio el Real para reivindicar el valor de su patrimonio

Rodrigo Moreno Quicios
Juan Ayres con la clarisa Pilar Blanco, abadesa del convento de Santa Isabel de Segovia.
Juan Ayres con la clarisa Pilar Blanco, abadesa del convento de Santa Isabel de Segovia. Foto: Real Academia de Historia y Arte de San Quirce.

Camino del Asombro es una iniciativa que busca recuperar el patrimonio artístico —pero también el inmaterial— de los monasterios de España. Para ello organizan actividades culturales y, aparte, piden una reflexión más profunda para recuperar la vida contemplativa. Charlamos con Juan Ayres, su presidente, quien nos detalla en qué consisten sus eventos más inmediatos.

—Esta tarde, el monasterio de San Antonio el Real, en Segovia, acogerá una visita teatralizada en la que aparecerá el rey Enrique IV. El 12 un concierto de villancicos y el 13 unos bailes de salón propios de su época ¿Quién era este rey y por qué organizan el evento?
—Una de las principales razones para haber arrancado esta actividad y este proyecto piloto de la asociación en el monasterio de San Antonio el Real era aprovechar la casualidad de que este año, el 2025, se han cumplido los 600 años del nacimiento de Enrique IV, un rey olvidado de la historia de España.

Nació un 5 de enero y fue imposible organizar ningún evento para celebrar la fecha por una cuestión de plazos. Pero aprovechamos otra fecha que también tiene valor en su biografía, su muerte en un 11 de diciembre en 1474.

Queríamos rendirle esta despedida final por parte de la asociación Enrique IV y hemos intentado que su figura tuviera suficiente apoyo. Hoy cuento a quien me quiera escuchar alguna historia que la gente sigue sin conocer. Por ejemplo, hemos llegado a perder su cuerpo dos veces en la Historia.

¿En qué consiste exactamente la representación de este jueves?
—Precisamente este 11 de diciembre vamos a hacer una visita teatralizada en la que pretendemos representar un regreso el futuro, como en la célebre saga de los años 80. Va a suceder que, en la noche del 11 de diciembre de 2025, Enrique IV y su mujer, Juana de Avís, volverán a aparecer de repente en las instalaciones del monasterio de San Antonio el Real en el que pasaron unos años importantes de su vida. Se intuye que incluso llegaron a vivir aquí porque sus escudos aparecen representados por todo el artesonado.

¿En qué consiste el compromiso de Camino del Asombro con los monasterios?
Nosotros tenemos especial predilección por los monasterios en los que se desarrollaba la vida contemplativa. Nos hemos dado cuenta de que la falta de vocaciones está llevando al abandono progresivo de muchos monasterios. Estamos ofreciendo ayuda para hacernos cargo de los gastos de los monasterios y ahora buscamos preservar el patrimonio que tienen. Hay uno material fácilmente señalable, pero hay otro derivado de la vida contemplativa que pretendemos que prevalezca en un futuro.

El monasterio de San Antonio el Real se había quedado abandonado en 2021. Los últimos tres miembros de las clarisas lo tuvieron que abandonar porque estaban muy mayores. Nosotros nos hemos hecho cargo de su uso y del pago de facturas. De la luz, del agua, de la tasa de basuras y de varios mantenimientos para que las cubiertas aguanten y no acabe entrando agua ni se eche a perder.

Interiores del monasterio de San Antonio el Real.
Interiores del monasterio de San Antonio el Real. Foto: El Camino del Asombro.

¿Aparte de la obra de hoy, tienen más proyecto a largo plazo?
—Complementariamente, hay que crear una actividad para su subsistencia, para hacerlo sostenible y que acabe permitiendo la vida monástica. Nosotros hemos empezado con una subvención de la Junta de Castilla y León con la que hemos hecho visitable gran parte del monasterio. No todo, porque es enorme.

Después, hay una segunda idea de aprovechar las zonas verdes con unos huertos y unos jardines para que los vecinos segovianos puedan disfrutarlo.

Y habría una tercera parte que nos hemos propuesto que es ofrecer alojamiento en una hospedería. Serían unos refugios del silencio, no una cadena de hoteles.

Pero lo que a día de hoy tenemos abierta es la zona museística.

—¿La idea es que después pueda instalarse allí una comunidad?
—El auténtico área de actuación sería recuperar una zona estanca respecto al resto del monasterio para retomar la vida contemplativa. Por eso nos llamamos Camino del Asombro. Nosotros nos hacemos cargo del uso de este monasterio provisionalmente y, mientras pagamos las facturas, habilitamos que después haya personas.

—¿Están contactando con más monasterios?
—Tenemos una lista de espera bastante grande. Nos hemos metido en este primer proyecto piloto que es muy ambicioso y tiene más de 65.000 metros cuadrados. 

A lo largo del 2026, seguramente incorporaremos más monasterios. Íbamos a hacerlo en este 2025 pero, tal y como se han desarrollado los acontecimientos, vamos a tener que ir ajustándonos.

Interiores del monasterio de San Antonio el Real.
Interiores del monasterio de San Antonio el Real. Foto: El Camino del Asombro.

—¿A qué riesgos se enfrentan?
—Aparte de los daños que ocasionan la DANA o los incendios, que son gravísimos, hay otro riesgo en nuestros días: que el patrimonio de la Iglesia pase desapercibido y caiga en el olvido. Unido a la falta de vocaciones, podría ocasionar la pérdida del monasterio.

Los monasterios están cerrando a la orden de 10 o 15 al año. Si sigue sin haber vocaciones, algún año lo harán por decenas.

—¿Cómo quieren hacer sostenible esta iniciativa?
—No se trata de rentabilidad. Esta es una asociación sin ánimo de lucro, yo vengo de formar parte de la junta directiva de Hispania Nostra. Estamos en conversación con la asociación Antonio Mingote por si nos ceden una imagen suya para hacer unas felicitaciones y que la gente contribuya con un micromecenazgo. Después, pondremos sus nombres en las estrellas del artesonado del monasterio de San Antonio el Real, que son un montón.