Marian López Alarcón: «Di todo el dinero de mi hucha para los niños de Kenia» - Alfa y Omega

Marian López Alarcón: «Di todo el dinero de mi hucha para los niños de Kenia»

Ante la escasez de donativos recogidos en su clase para un proyecto solidario de la ONG Harambee, Marian entregó todo lo que tenía

José Calderero de Aldecoa
Foto: Colegio Orvalle.

Marian, de 11 años, fue la encargada de custodiar el dinero que recogieron en su clase del colegio Orvalle para colaborar con un proyecto solidario en África de la ONG Harambee. Ante la escasez de donativos decidió dar ejemplo a sus compañeras y entregó todo el dinero que tenía en su hucha. Una limosna que ha querido completar con la oración por los destinatarios del proyecto.

¿Cómo conociste el proyecto de la ONG Harambee?
A través de mi colegio. Nos reunieron en un aula a los tres cursos de 6º de Primaria y nos explicaron que íbamos a colaborar en un proyecto de esta ONG para ayudar a algunos niños del continente africano. Mi tutora ha estado varias veces allí y nos contó su experiencia. Además, nos pusieron un vídeo impresionante en el que se veía a un montón de niños que no tenían casi nada, pero estaban muy felices. A mí me pidieron que me encargara de la hucha que pusimos en clase para recaudar fondos. Mi cometido era cuidarla, que no se perdiera, e ir apuntando en la agenda cuánto dinero íbamos consiguiendo. Al principio no era mucho, así que decidí hacer yo misma un esfuerzo.

¿De qué tipo?
Veía que estábamos recaudando poco porque, además de apuntarlo en mi agenda, había un termómetro de papel que tenía que ir coloreando a medida que se echaba dinero. El problema es que nos dijeron que hacía falta una cantidad bastante alta para que el proyecto saliera adelante. Entonces, pensé en todas las veces que me han contado historias de niños que han dado todo el dinero de su hucha para cosas importantes y decidí hacer lo mismo. Entregué todo lo que tenía ahorrado.

¿Cuánto conseguisteis recoger?
Al final llegamos a los 1.000 euros. El tope del termómetro eran 500 euros y rellenamos dos enteros.

¿Y en qué se va a utilizar?
En la construcción de varias escuelas en Nalapatui, un pueblo de Kenia. Hay ya algunas, pero son muy pequeñas y necesitan tener un techo y también más mesas.

Me han contado que hiciste alguna cosa más.
Quería vender pulseras y galletas, pero me quedé sin material. Había dado todo mi dinero al proyecto y, por tanto, no pude comprar más. Lo de las galletas lo tuve que descartar, porque no sé cocinar bien, pero al final hice algo relacionado. La verdad es que no como muy bien. Me cuesta un poco. Además, los platos del colegio no son como los que hace mi madre. Así que pensé que podía ser una buena idea comerme toda la comida, incluso la que no me gustaba especialmente, y ofrecer ese sacrificio por los niños de Kenia. Alguna compañera me decía que me comiera también la suya, pero yo contestaba que no, porque así ella también se podía esforzar. Y, luego, rezo por ellos. En Misa me distraigo muchísimo, y ahora procuro estar muy atenta para hablar a Jesús de las personas a las que vamos a ayudar.

En la redacción que hiciste sobre el proyecto de Harambee para la asignatura de Lengua subrayas varias veces la necesidad de dar gracias a Dios. ¿Quién es Él para ti y qué le agradeces?
Para mí, Dios es amor y lo quiero un montón. Es nuestro Padre, que nos ha creado. Y encima es el más bueno, porque ha dado su vida por todos nosotros. Sufrió muchísimo por cada uno. Yo le doy las gracias por eso y también porque me ha dado la vida, que es, además, una vida maravillosa. Podría haber nacido en Nalapatui y no tener ni siquiera una escuela, pero voy al colegio y tengo mi casa, a mi familia…

Jesús dice que «quien no se hace como un niño no entrará en el Reino de los cielos». ¿Qué te gustaría cambiar de la sociedad?
La ley del aborto. Que se mate a las personas inocentes no me parece nada justo. No me puedo ni imaginar lo triste que se pone Dios cuando matan a uno de sus hijos.