María Luisa Berzosa: «El Sínodo va cambiar el modo de vivir la Iglesia» - Alfa y Omega

María Luisa Berzosa: «El Sínodo va cambiar el modo de vivir la Iglesia»

La jesuitina asegura que si el Sínodo ya no es solo de obispos, lo lógico es que se cambie el sistema de votación y decida toda la asamblea

Fran Otero
La religiosa estuvo en Madrid. Foto: CONFER.

¿Cuál es su tarea en el Sínodo?
Formo parte de la Comisión de Espiritualidad. Es una de las cuatro que se crearon, junto con las de Teología, Metodología y Comunicaciones. Dentro de ella hay subgrupos, y yo coordino el que se ocupa de los ejercicios espirituales y retiros. Elaboramos materiales, pero también queremos hacer la experiencia de ejercicios.

¿Qué tiene que ver la espiritualidad con la sinodalidad?
La espiritualidad es un elemento aglutinante. Se refiere a cómo descubrimos el sentido de la vida, las preguntas que nos hacemos. Y esto se puede vivir desde una espiritualidad ignaciana, dominicana, carmelitana… Son modos de vivir la fe y la interioridad. Como dice el Vaticano II, hay semillas de Dios en todas partes y, por tanto, la espiritualidad nos ofrece claves desde las que caminar. De todas formas, tenemos más elementos de unión que de separación. En nuestro propio grupo hay dos laicas, un jesuita y una religiosa. Si decimos que la Iglesia es universal, tiene que haber apertura a otros canales de comunicación con Dios.

Supongo que el gran reto es llevar todo esto a la base, ¿no?
La inclusión hace ver al párroco qué tiene en la comunidad. Tiene gente creyente, no creyente, gente que se ha ido, a la que estamos invitando, divorciados que no admitimos. Incluyamos. El Papa ha hecho una invitación universal, sin excluir a nadie. Hay gente que está haciendo camino sinodal con encarcelados, con mujeres transexuales. Si la invitación y el momento es oportuno, aprovechemos la ocasión.

¿Qué ecos llegan de las diócesis?
La gente se ha tomado en serio la reflexión y el trabajo. Tengo conocimiento de varios grupos con personas de diversidad sexual y puedo decir que los documentos son impresionantes. Confiesan que para ellos es una oportunidad para expresarse. Esto convive con resistencias, con gente que no quiere saber nada, con párrocos y obispos que no se han metido ahí. En algunos lugares en los que los sacerdotes no se han movido, lo han hecho los laicos. Ya es hora de no depender tanto del clero, somos adultos. La recepción de la fase diocesana ha sido muy positiva. No nos deben ofuscar los números. No importa cuántos somos, sino cómo estamos.

¿Tiene relación la reforma de la Curia con el Sínodo?
La constitución Praedicate Evangelium es un documento sinodal. Ya no se habla de Sínodo de los Obispos, sino de Sínodo. Si estamos llevando a cabo un proceso en el que interviene el pueblo universal, lo lógico es que esté presente también en el final y, por tanto, se cambie el sistema de voto.

¿Votarán entonces los participantes?
Si es Sínodo y no solo de Obispos, puede que el sistema de votación cambie. ¿Por qué unos van a tener voto y otros no? La cuestión es considerar la Iglesia como circular y no piramidal y, si es así, todos podrían votar, toda la asamblea vota. Mi intuición es que el camino va por ahí. Por ejemplo, que los dicasterios puedan ser presididos por laicos o laicas ya es un salto.

¿Cómo afecta este proceso al papel de la mujer en la Iglesia?
Cada vez somos más conscientes de que debemos ocupar nuestros espacios. Los nombramientos de Francisco son significativos, pues donde entran las mujeres y los laicos se rompe el juego. Cuando en una comisión de obispos aparecen seis personas que no lo son, la dinámica cambia. El Papa me ha llegado a decir que me metía en un grupo porque si no, no salía el tema de la mujer. Y así fue. Somos conscientes de que estamos en minoría y de que es urgente avanzar, pero no nos cansamos. No hay que perder la paciencia. Tiene que haber mujeres en seminarios, en espacios de formación… Hombres y mujeres nos necesitamos, somos complementarios.

¿Va a cambiar este Sínodo la Iglesia?
No va a cambiar la Iglesia, sino el modo de vivir la Iglesia. Hay que tomar conciencia de que somos parte, pues si no lo sientes así no te va a interesar. La invitación es universal e inclusiva, y tenemos muchos que incluir.