Francisco: «María es madre, no diosa ni corredentora» - Alfa y Omega

Francisco: «María es madre, no diosa ni corredentora»

Durante la audiencia, el Papa ha aclarado que el rol de la Virgen «durante toda su vida terrena y que conserva para siempre» es el de «humilde sierva del Señor. Nada más»

Redacción
Foto: Vatican News

En el repaso a la actualidad internacional que acostumbra a hacer el Papa tras la audiencia general, Francisco ha comenzado expresando su «dolor» por el reciente ataque terrorista en Níger que ha provocado la muerte a 137 personas. «Pidamos por las víctimas, por sus familias y por toda la población», ha instado el Pontífice, «para que la violencia padecida no haga desaparecer la confianza en el camino de la democracia, de la justicia y de la paz».

También se ha acordado de las «grandes inundaciones» acaecidas en Nueva Gales del Sur, en Australia. «Me siento cercano a las personas, a las familias golpeadas por esta calamidad, especialmente a los que han visto destruidas sus casas», ha asegurado el Santo Padre. Asimismo, ha mandado un mensaje de ánimo «a los que se están prodigando para buscar a los desaparecidos» y ha pedido la entrega de ayuda.

Por último, se ha referido a la Jornada mundial para la lucha contra la tuberculosis. «Pueda esta efeméride favorecer un renovado impulso en la curación de tal enfermedad y una creciente solidaridad con los que la sufren. Sobre ellos y sus familias invoco el consuelo del Señor».

La oración en comunión con María

Antes de todo este torrente de peticiones, y en la vigilia de la solemnidad de la Anunciación, el Papa ha dedicado la catequesis a la oración en comunión con María, quien «ocupa un lugar privilegiado en la vida y en la oración del cristiano». Es, además, «un catecismo viviente y siempre apunta al fundamento, el centro: Jesús».

Sin embargo, Francisco ha destacado a la Virgen más como discípula que como madre. «Este es el rol que María ha ocupado durante toda su vida terrena y que conserva para siempre: ser humilde sierva del Señor. Nada más», ha asegurado.

De todas formas, «todos nosotros estamos colocados bajo su manto» desde que Jesús «se la encomendó al discípulo amado» y «extendió la maternidad de María a toda la Iglesia». «Nos cubre como madre, no como diosa, no como corredentora», ha aclarado Francisco. «La piedad siempre le dio títulos bellos. Como los hijos a su madre. Pero, atentos, las cosas bellas no la apartan de la unicidad redentora de Cristo. El amor siempre nos hace exagerar».

Por último, el Pontífice ha asegurado la presencia de María «en la cabecera de sus hijos que dejan este mundo», como «estaba junto a su Hijo cuando todos le habían abandonado». Asimismo, «María ha estado presente en los días de pandemia, cerca de las personas que lamentablemente han concluido su camino terreno en una condición de aislamiento, sin el consuelo de la cercanía de sus seres queridos».