Marcianos - Alfa y Omega

Una mártir argelina, santa Marciana (+303), ha dado su nombre al proyecto de formación de dos años para seglares de las diócesis de Argelia. La idea nació de los mismos laicos y de la constatación de que, aunque la fe de todos sea muy profunda, «cuando se escarbaba un poco» la formación cristiana parecía superficial.

Se empezó proponiendo cuatro fines de semana al año, intercalados con cursos que la universidad online domuni.eu ofrecía en árabe y en francés. Luego se constató que no todos los inscritos, sobre todo los argelinos, disponían de buena conexión ni de la posibilidad de imprimir temarios cristianos fuera de casa. Tampoco podían participar en las discusiones por Zoom, ya que los otros miembros no cristianos de la familia los podían escuchar… Se vio que, aunque algunos podían viajar, muchos tenían problemas para ausentarse y asistir los fines de semana, teniendo que recorrer inmensas distancias en un país cinco veces más grande que España. También se fue haciendo evidente que las personas inscritas no tenían el mismo nivel académico ni asiduidad en la lectura o redacción de ejercicios de tipo universitario, sin mencionar las dificultades ligadas a la lengua: algunos solo son francófonos, otros arabófonos y algunos solo berberófonos. Problemas no nos faltan.

Pero constatando el entusiasmo y los esfuerzos de los inscritos, la amistad que ha nacido entre ellos, y cómo en las comunidades de origen estas personas han ganado en generosidad y liderazgo, los responsables del proyecto no han querido abandonarlo. Y, haciendo continuos ajustes, acabamos de concluir la cuarta promoción. Los inscritos incluso se han dado un apodo, los marcianos.

A nuestra pequeña Iglesia le ha costado salir de su zona de confort y lanzarse a esta aventura de formación para seglares. Nos hubiera sido posible evocar los obstáculos que conlleva y las complicaciones que podría acarrear, pero ninguna Iglesia, ningún pueblo de Dios, puede cumplir con su misión de servicio y alabanza desde la mediocridad. Quienes descubren la riqueza de la fe cristiana se llenan de una alegría y de un entusiasmo tal que parece que vienen de otro mundo. Parecen marcianos.