Marcello Semeraro: «El Papa cuida a la Iglesia del futuro»
«El Papa me ha pedido que vuelva a comenzar», señala el obispo de Albano al recordar que el nombramiento como cardenal no entraba en sus planes. «Estaba en un momento de mi vida en el que pensaba ir replegando las alas»
El Papa le colocó al frente de la Prefectura de la Congregación de las Causas para los Santos. Su antecesor, el cardenal Angelo Becciu, fue apartado por supuestas irregularidades que habría cometido cuando era sustituto de la Secretaría de Estado. Ahora renueva su confianza en usted creándole cardenal. ¿Con qué espíritu acoge estos nuevos retos?
Ante todo, con mucha gratitud hacia el Santo Padre, que continúa demostrándome su confianza con cada nuevo paso. También he sentido cierta sorpresa ante los eventos inesperados. No obstante, sale reforzada mi confianza en la misericordia del Señor. El trabajo en la Congregación para las Causas de los Santos me permite estar en contacto con historias de vida cristiana. Podré aprender de los mejores, que son un ejemplo de que en la vida ordinaria, entre los aspectos mundanos, podemos alcanzar la santidad.
¿Ha podido hablar con el Papa Francisco desde que se enteró del nombramiento?
Recibí la noticia con mucha sorpresa. Me emocioné escuchando el ángelus. Esta llamada para un nuevo servicio hacia la Iglesia que me pide el Papa llega justo en un momento de mi vida en el que yo pensaba ir replegando las alas. Estaba en una etapa como de clausura y de concluir todo. Y, en cambio, el Papa me ha pedido que vuelva a comenzar. Esto se lo he explicado al Santo Padre, que me ha recordado cómo fue su llegada a la silla de Pedro. Él también tuvo que cambiar. Esto me ha conmovido profundamente y ha sido un nuevo impulso.
Francisco ha subrayado muchas veces en estos años que el cardenalato es, por encima de todo, un servicio a la Iglesia. ¿Qué responsabilidades implica?
La elección de los cardenales por parte del Papa no inaugura un servicio de entrega a la Iglesia, más bien lo refuerza y retoma, reclamando que se profundice y se extienda aún más en las dimensiones que se definen por la colaboración con el sucesor de Pedro en su ministerio y en total comunión con el beneficio de la Iglesia. Esto exige a nivel personal un rechazo más radical de lo que puede suponer un obstáculo.
¿Cómo interpreta la creación de nuevos cardenales en un momento en el que han salido a la luz varios escándalos, como la compra opaca de un inmueble de lujo en Londres?
Creando cardenales el Papa cuida a la Iglesia del futuro. Es un pastor cuya mirada siempre está proyectada hacia adelante. El Papa Francisco no se queda parado, de brazos cruzados, ante los obstáculos. Y esto es un símbolo de esperanza y coraje para toda la Iglesia.
Usted también ha tenido una relación muy especial con su antecesor en la silla de Pedro, Benedicto XVI. ¿Cuándo fue la última vez que lo vio y cómo lo encontró?
Mi relación personal con Benedicto XVI se ha ido haciendo más fuerte con el tiempo. Sobre todo, durante los años en los que pasaba los veranos en el Palacio Apostólico de Castel Gandolfo; yo era obispo de la sede suburbicaria de Albano. Siempre le he confesado que en mi pasión por el estudio de la teología ha sido determinante su libro Introducción al cristianismo.
La última vez que lo vi fue el pasado 23 de octubre, cuando estuvo en las Villas Pontificias para rezar ante una Virgen que él aprecia mucho. Estuvimos hablando durante media hora, lo que supuso una gran alegría para mí.