Macron dialoga con el Papa, los obispos y otros líderes religiosos sobre el COVID-19
El presidente de Francia quiso escuchar la opinión de los representantes de las distintas confesiones religiosas presentes en Francia sobre las medidas de contención de los movimientos y qué pasos se podrían ir dando para rebajarlas en el futuro. Antes, habló con el Papa de posibles respuestas internacionales a la pandemia de coronavirus como un alto el fuego global o la condonación de la deuda externa
Tres cuartos de hora estuvo el presidente francés, Emmanuel Macron, hablando con el Papa Francisco este martes. El encuentro, según la información hecha pública por la Presidencia de Francia, giró en torno a la convergencia de ambos líderes en temas como el llamamiento a un alto el fuego a nivel mundial y a una condonación de la deuda externa de los países empobrecidos, ambos para paliar los efectos de la pandemia de COVID-19. El Pontífice ha apoyado las dos peticiones en diversas ocasiones; una de ellas, durante el importante mensaje previo a la bendición urbi et orbe en el Domingo de Pascua.
Durante su larga conversación, en la que Francisco usó el español, se abordó también la importancia de la solidaridad en este momento histórico, y de la situación en Europa ante el coronavirus. Horas después, el Papa quiso ofrecer la Misa diaria de este miércoles en Casa Santa Marta por la unidad del continente en fidelidad a los principios de sus padres fundadores.
«Deseo de retomar» contactos y encuentros religiosos
Poco después de su conversación telefónica con el Papa, el presidente Macron realizó una ronda de contactos telefónicos con diversos líderes religiosos del país galo. Es la segunda vez que intercambia impresiones con ellos desde el comienzo de la emergencia sanitaria, pues ya hace un mes tuvo lugar un encuentro parecido. El de esta semana se prolongó hora y media, y Macron se interesó por cómo se percibían desde las distintas confesiones religiosas las medidas de contención de los movimientos, y por las aportaciones que pudieran hacer sobre los próximos pasos a dar.
El representante de la Iglesia católica gala en el encuentro fue monseñor Eric de Moulins-Beaufort, arzobispo de Reims y presidente de la Conferencia Episcopal Francesa. En entrevista con Vatican News, Moulins-Beaufort ha asegurado que el presidente francés es consciente de que la prohibición de celebraciones religiosas ha supuesto «una dificultad, un dolor, una complicación» para los fieles y clérigos de todas las religiones.
El arzobispo le reconoció que, si bien para muchos había sido una experiencia «pesada y complicada», también había resultado «bastante interesante» y despertado mucha creatividad. Con todo, no dejó de subrayar «el deseo de retomar los contactos y las relaciones», dentro de la conciencia sobre las dificultades actuales y la necesidad de tomar las medidas que indiquen las autoridades sanitarias.
Labor de los capellanes
Otra preocupación que el presidente del Episcopado francés compartió con Macron fue el hecho de que al retirar al personal no esencial de los hospitales se hubiera privado a los capellanes de la posibilidad de atender a los pacientes. Afortunadamente, en las últimas semanas estas normas se han relajado y se ha podido empezar a restablecer la atención religiosa.
Este aspecto de la desescalada —compartía el prelado con la emisora del Vaticano— «ha sido beneficioso y permite mostrar que el ser humano no solo es un cuerpo que necesita ser cuidado y una psique que necesita ser tratada, sino que también es un ser espiritual y que vivir la enfermedad, vivir la muerte, es un acto profundamente humano».
Aumento de la pobreza
Más allá de lo estrictamente religioso, el arzobispo de Reims quiso llamar la atención del presidente galo sobre cómo la pandemia está haciendo que aumente la pobreza. Este problema afecta sobre todo a los inmigrantes indocumentados que hasta el momento trabajaban sin papeles, y que ahora no tienen recursos al no poder trabajar ni recibir ayudas sociales.
En el mismo sentido, subrayó la necesidad de que las entidades benéficas puedan pronto «recuperar la oportunidad de actuar» con libertad, «porque las necesidades son muy grandes». El obispo agradeció, eso sí, que la posibilidad de salir del confinamiento no se haya restringido para las personas mayores, pues en la labor de las ONG su aportación es fundamental.
Vatican News / Redacción