Luján Gómez Albo: «Toda la sociedad necesita visibilizar el duelo gestacional»
Luján Gómez Albo, psicóloga experta en duelo, que perdió a dos hijos durante el embarazo, ha presentado su libro Sin latido
Luján Gómez Albo es psicóloga y ya trabajaba en temas relacionados con el duelo cuando, en 2016, sufrió un primer aborto espontáneo. Cuando poco después hizo un máster en Intervención en Duelo, decidió hacer el trabajo final sobre el duelo perinatal. Poco después, perdió a otro hijo.
Su formación la ayudó a saber que había realidades que ofrecían ayuda, «a entender cosas que estaba pasando» y a saber que son normales unos sentimientos que en general la sociedad no reconoce. «Mis pérdidas habían sido de primer trimestre», relata a Alfa y Omega. «Y si el duelo perinatal ya es tabú, las pérdidas de primer trimestre están totalmente normalizadas». Al ser muy comunes —se cree que entre un 10 % y un 30 % de los embarazos se malogra— y tener una recuperación física rápida, se cree que el dolor de los padres pasa igual de rápido.
Para generar conciencia sobre esta realidad, Gómez Albo ha escrito el libro Sin latido (San Pablo), que se presentó el jueves pasado. Cuenta con la colaboración del Centro de Humanización de la Salud de los Religiosos Camilos, con los que trabaja. Además de introducir en los aspectos más generales del duelo gestacional, profundiza también en casos particulares —aborto provocado, abortos de repetición, abortos tras una fecundación in vitro o pérdida de un gemelo—. Ofrece también muchas recomendaciones para los profesionales sanitarios. Pero no está destinada solo a ellos.
Lo que no hay que decir
La obra quiere ser también una ayuda para toda la sociedad. «Es toda la sociedad la que necesita visibilizar esto, no solo quien sufre la pérdida y su entorno». Entre otras cosas, porque son casos más frecuentes de lo que uno imagino y conviene estar informado por si uno mismo o alguien del entorno lo sufre. En estos casos, es necesario «entender las vivencias de estos padres, validar lo que están viviendo, no evitar hablar de ese bebé por su nombre y evitar frases que hacen daño», como «ya tendrás otro» o «mejor ahora que más adelante».
El silencio o la negación del entorno sobre la pérdida es uno de los factores que puede hacer que el duelo, que «es un proceso normal», se complique. «La sociedad pasa página rápido. Son niños que no dejan huella, no hay fotos en el colegio, no tienen amiguitos, y da la sensación de que desaparecen pronto. Muchas veces las familias lo que reclaman es que se reconozca que su hijo existió».
Otra particularidad de estas pérdidas en relación con otras, incluso con la de un hijo más mayor, es que no solo se pierde a un hijo. «Hay un duelo añadido por el rol de padre o madre que no se ha podido ejercer». Y, si se produce otro embarazo, se vive con mucho miedo porque «se ha perdido la inocencia» de que en un embarazo va a salir todo bien. Por eso, en algunos casos puede ser recomendable un acompañamiento profesional. Y, «siempre», un grupo de apoyo.
«Los profesionales querían huir»
En la presentación participó también Alicia Fernández de la Cueva, que explicó la labor que hace en este sentido la red El Hueco de mi Vientre. Ella perdió a su hijo Marco en 2018, en la semana 38+1 de embarazo. «Me empecé a sentir extraña», relata a este semanario. Al día siguiente no notaba que el pequeño se moviera, y fue al hospital. Allí le informaron de que no había latido. «La ginecóloga fue muy maja y empática» al explicarle cómo iba a ser el proceso del parto. «Le pongo un 11». También a una matrona que les recomendó leer la página web de la asociación Umamanita.
«A nosotros no nos funcionaban las neuronas, pero mi cuñada lo hizo y nos recomendó que le pusiéramos ropita y le hiciéramos fotos, que recogiéramos algún recuerdo…». Todo ello son pasos que ayudan a despedirse y facilitan el duelo. En el hospital les pusieron bastantes facilidades, también para que el resto de la familia pudiera participar. Pero sí recuerda con pena cómo «se notaba que muchos de los profesionales tenían ganas de huir» y por ejemplo durante el parto les dejaron demasiado tiempo solos.
Después de su pérdida pasó por varias psicólogas. Una le recomendó algunas entidades, y así fue como descubrió El Hueco de mi vientre. Otra le prestó una atención claramente insuficiente. Hasta que finalmente localizó una psicóloga especializada en atención perinatal.
Dentro de los actos del Día Internacional de la Muerte Gestacional y Neonatal, el vicario general de la archidiócesis de Madrid, Avelino Revilla, bendijo una sepultura para niños nacidos sin vida o muertos al poco de nacer en el cementerio madrileño de San Lorenzo y San José. Se trata de una sepultura a perpetuidad destinada y preparada exclusivamente para estos bebés por la funeraria María Puerta del Paraíso, dentro de su servicio En Vela.
Revilla dio «gracias a Dios por esta iniciativa», que «permitirá a tantos bebés concebidos, aunque nacidos sin vida, poder reposar y esperar la vida eterna a la que todos estamos llamados».
«La gente no sabe qué cara poner»
Dentro de la red, ella y su marido empezaron a asistir a los grupos de apoyo. En este entorno, padres, madres, abuelos y hasta profesionales pueden expresar sentimientos con los que todos se identifican pero que «si los cuentas fuera la gente no sabe qué cara poner ni qué decir». Solo en Madrid, cientos de personas ya han pasado por ellos.
Si una familia no se anima a compartir en grupo, se le ofrece un acompañamiento individual con algún padre o madre que haya compartido una historia parecida. Se trata de escuchar y compartir, «no es un acompañamiento profesional ni se pide nada», subraya Fernández de la Cueva. Pero, si hace falta, pueden recomendar a profesionales.
Después de esta experiencia, ella y su marido se sumaron a los 80 socios que ya tiene la red, y colaboran en lo que hace falta. Además del acompañamiento, otra de las prioridades de la red es la formación para los profesionales, sobre todo matronas pero también ginecólogos y psicólogos.
Más conciencia
Esta formación ha de ir acompañada también de cambios en los protocolos hospitalarios. Por ejemplo para poder ofrecer a estas familias una habitación separada de las plantas de maternidad donde despedirse de su hijo, y que les dejen estar con él, hacerle fotos y guardar recuerdos. Así, no todo dependerá de que en ese momento puedan encontrar la información en Internet.
Gómez Albo y Fernández de la Cueva coinciden en que afortunadamente hay mucha más conciencia que hace unos años, tanto en los hospitales como en la sociedad civil. Ha contribuido a ello la labor de las entidades, pero también casos mediáticos como la muerte de uno de los mellizos que esperaba el futbolista Cristiano Ronald y su mujer Georgina Rodríguez.
El pasado 15 de octubre, Día Internacional de la Muerte Gestacional y Neonatal, se organizaron bastantes actos en ayuntamientos y entidades. Por ejemplo, en el cementerio de Parla (Madrid) se inauguró un rincón dedicado a estos niños.