Los soldados rusos que custodian Dadivank - Alfa y Omega

Los soldados rusos que custodian Dadivank

Putin ha pedido expresamente al presidente azerí que se preserve la vida eclesial en los territorios cedidos por Armenia tras el acuerdo de paz

Cristina Sánchez Aguilar
Foto: Reuters

Tras el acuerdo de alto el fuego entre Armenia y Azerbaiyán por la región de Nagorno Karabaj, Vladimir Putin ha pedido expresamente al presidente azerí, Ilham Aliyev, durante una conversación telefónica que se respeten los lugares de culto cristianos y se preserve «la vida eclesial normal» en los territorios destinados a acabar bajo el control directo de Azerbaiyán, según recoge la Agencia Fides. Mientras tanto, a petición de la población local, los soldados rusos han establecido un cuartel militar en el monasterio de Dadivank.

Dadivank es la joya de la Iglesia armenia. Su sacerdote asegura a Gilles Bader, enviado especial del semanario francés Le Point, que no se moverá, aunque su casa esté ahora en territorio azerí.

«No puedo imaginarme dejando el monasterio», sentencia Hovhannès Hovhannisyan mientras muestra unas reliquias del siglo IV que demuestran la presencia durante siglos de cristianos armenios en la zona. De hecho, el monasterio fue fundado por un discípulo de san Judas Tadeo, el apóstol que difundió el cristianismo en el este de Armenia durante el siglo I.

Hovhannisyan declara que no tiene miedo «de lo que me pueda pasar, porque la fe me lleva en esta misión de preservación de nuestra historia, de nuestro patrimonio cultural y religioso». Además, añade, «no estoy solo; se puede ver a las fuerzas rusas posicionadas frente al monasterio. Lo que más me entristece son todos estos fieles que ya no podrán venir o que tendrán miedo de acudir a este lugar sagrado».

Este monasterio, asegura el sacerdote a Bades, se ha convertido en símbolo de resistencia, pero también de esperanza. Sin embargo, por precaución, «la mayoría de pinturas y objetos religiosos están protegidos. Incluso las campanas están ocultas en un lugar no revelado».

Un acuerdo con graves consecuencias

El acuerdo de paz en el conflicto de Nagorno Karabaj está teniendo graves consecuencias para la población de esta región de mayoría armenia y cristiana. La doctora Lilian Grigorian, de origen armenio y afincada en España, ha compartido sus impresiones en el programa Perseguidos pero no olvidados de TRECE. Grigorian asegura que, con la supervisión de Rusia, el acuerdo no solo ha supuesto el fin de los combates, sino también una profunda crisis social y política en Armenia, con mucha preocupación por el futuro de los cristianos de Karabaj.

El tratado de paz «ha consistido principalmente en el cese del conflicto bélico y ha ido acompañado de una cesión de territorios por parte de Armenia que supone un tercio de la superficie de Karabaj», ha asegurado. Además, «las fuerzas de paz rusas van a entrar para preservar la paz, primero durante cinco años, pero prorrogables a otros cinco años más».

La consecuencia más directa es que «los habitantes armenios están abandonando sus casas en los territorios que Nagorno Karabaj tiene que ceder a Azerbaiyán». Estos refugiados están llegando a Armenia y necesitan de todo tipo de ayuda. Por otro lado, «hay una crisis interna en Armenia por el resultado de estos acuerdos. Podemos decir que estamos al borde de una guerra civil también en Armenia por el enfrentamiento que hay entre el Ejecutivo y la oposición». Además, «hay una crisis sanitaria brutal por los miles de heridos por los combates», asegura la doctora. Y por último, «hay que tener en cuenta la COVID-19 y una crisis económica muy grave para Armenia, un país que no tenía ya una situación económica muy buena».

El abandono de estos territorios, con el consiguiente abandono de decenas de iglesias y monasterios, «va a tener unas consecuencias lamentables. Ya estamos observando actos de vandalismo contra esos monumentos históricos que tienen miles de años, con la destrucción de iglesias y cementerios».

El alma y las piedras

El acuerdo que ha puesto fin al conflicto armado «no garantiza una paz clara, sostenible y duradera para la región», y la comunidad internacional debe velar por el destino de las iglesias y los monasterios que representan «el alma y las piedras» de esa región, una zona histórica para los cristianos armenios y, a partir de ahora, dentro de las fronteras de Azerbaiyán. Es la alarma lanzada por el Consejo de las Iglesias de Oriente Medio (MECC), en un mensaje titulado Justicia para Artsaj, que retoma el nombre armenio con el que se denomina la región de Nagorno Karabaj.

Según el MECC, el acuerdo alcanzado es frágil y por ahora solo logra garantizar una «convivencia tensa». Los temores expresados por las Iglesias de Oriente Medio se extienden también al inmenso patrimonio cristiano que representan las iglesias y monasterios de esa región, que ahora «podrían ser destruidos e incluso borrados del mapa». En este sentido, el MECC pide a todas las organizaciones internacionales que protejan «el alma y las piedras de Artsaj, que tiene derecho a la autodeterminación como cualquier otra nación y pueblo del mundo».