Los salesianos en Vitoria lanzan OIKOS-Somos Casa, un juego para unir a las tres religiones
Para este proyecto educativo con cartas han contado con los jóvenes que pasan por su obra social. Más que vender un «producto comercial», aspiran a que sirva para «profundizar» en la relación entre creyentes
«No queremos que esto sea solo un juego con cartas de colores ni un producto comercial», advierte al comienzo de su conversación con Alfa y Omega Abel Domínguez. Es uno de los principales impulsores del Proyecto OIKOS-Somos Casa, una iniciativa educativa de los salesianos en Vitoria que, por accidente y gracias a la inquietud de los participantes en su obra social, ha alumbrado un divertido juego de mesa que los religiosos planean extender por sus centros educativos. Ya lo están traduciendo al catalán, euskera, gallego, inglés y francés.
Los naipes de OIKOS-Somos Casa invitan a tres jugadores distintos —uno por los cristianos, otro por los musulmanes y otro por los judíos— a «construir una casa con los ladrillos que te van viniendo». Son ocho piezas con los valores distintivos de estas religiones, cada una con un color característico. Y también los hay transparentes para las convicciones que comparten. Con diferentes estrategias y astucias, los jugadores deberán levantar su morada y dificultar el avance de los demás. Aunque Domínguez recalca que, bromas aparte, «el juego nos recuerda que nuestra tarea es construir la casa en paz». Además, «queremos que los educadores tengan la habilidad de parar el juego y preguntar a los niños qué cartas tienen y qué significan», pues el objetivo real es que «a partir de las cartas que han elegido, profundicen».
Abel Domínguez explica que para la elaboración de los materiales «hemos tenido entrevistas con distintos grupos de musulmanes y cristianos que tenemos en nuestro centro juvenil, la plataforma social y el barrio en que vivimos». Y aunque la comunidad judía es casi inexistente en Vitoria, han incluido esta religión entre los materiales por su importancia. «Queríamos que estuviese presente en nuestro juego», confiesa el salesiano.
También por motivos históricos pues, «cuando se produjo su expulsión en 1492, el gobernador de entonces decidió mantener su camposanto y todavía hoy hay un barrio que se llama Judimendi», esto es, «monte de los judíos» en euskera. De hecho, este gesto fue tan importante que «una vez al año, desde la sinagoga de Bayona, que aglutina la zona del País Vasco, se acercan a la ciudad porque en ese momento duro se comportó con dignidad y apertura de corazón».
El impulsor de este proyecto revela además que uno de los grandes apoyos que ha tenido es una subvención de la Fundación Pluralismo y Convivencia —dependiente del Gobierno de España— y otras ayudas del Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz y la Diputación Foral de Álava. Aunque, para salir adelante, ha sido imprescindible «el trabajo voluntario de todos los animadores que trabajan con niños pequeños en el centro juvenil salesiano». De hecho, la propia diseñadora gráfica de las ilustraciones «es una antigua animadora del centro juvenil que ha donado su tiempo».