Los provida de Portugal confían en que la eutanasia llegue al Constitucional - Alfa y Omega

Los provida de Portugal confían en que la eutanasia llegue al Constitucional

El proyecto de ley de eutanasia aprobado el viernes pasa ahora al presidente de la República. Es una norma «terrible» que ya es en sí misma una «consagración» de la «pendiente resbaladiza»

Redacción
Protestas en Portugal contra la eutanasia. Foto: CNS / Reuters

La ley de eutanasia que el viernes 29 de enero fue aprobada por el Parlamento de Portugal es tan «terrible» que Antonio Torres, presidente de la Federación Provida del país se siente tentado a bromear diciendo que «no hay riesgo de una pendiente resbaladiza en el futuro» porque esta norma «ya es la consagración escrita de ella». El proyecto de ley del Partido Socialista salió adelante con 136 fotos a favor, 78 en contra, cuatro abstenciones y la ausencia de doce parlamentarios.

Con todo, Torres se siente satisfecho de «haber luchado como leones» y confía en que la ley no llegue a entrar en vigor. Antes debe ser ratificada por el presidente de la República, el centroderechista Marcelo Rebelo de Sousa. «Estamos haciendo campaña para que la envíe al Tribunal Constitucional», aunque también podría optar por vetarla. El presidente de la Federación Provida confía en que la oleada de artículos, declaraciones políticas y de líderes religiosos que se han producido desde el viernes criticando la despenalización «tenga impacto en el presidente» y el Constitucional.

En el peor momento de la pandemia

La Conferencia Episcopal Portuguesa manifestó su «tristeza e indignación» por la aprobación. Sentimientos agravados «por el hecho de que se legaliza una forma de muerte provocada en el momento de mayor agravamiento de una pandemia mortal», cuando «todos queremos empeñarnos en salvar el mayor número de vidas y para ello aceptando restricciones a la libertad y sacrificios económicos».

«No podemos aceptar que la muerte provocada sea la respuesta a la enfermedad y al sufrimiento», afirmaban en una nota hecha pública el mismo viernes. Aceptarlo «es desistir de luchar y de aliviar el sufrimiento», además de consagrar la «idea errónea de que la vida marcada por la enfermedad y por el sufrimiento deja de merecer protección y se vuelve una carga para uno mismo, para quienes lo rodean y para los servicios sanitarios».

Por ello, renuevan «ahora más que nunca» su compromiso de «acompañar con solicitud y amor a todos los dolientes en todas las etapas de su vida terrena y, de forma especial, en la etapa final».

Consenso interreligioso

También el Grupo de Trabajo Interreligioso Religiones-Salud de Portugal ha criticado la ley, que califica como un «retroceso de la civilización» a favor de las «ideologías del descarte». Los firmantes (evangélicos, católicos, hindúes, musulmanes, judíos, y ortodoxos) subrayan que «cada persona es única e irrepetible, insustituible y necesaria para la sociedad. No hay vidas descartables».

En su comunicado, se lamenta asimismo cómo los legisladores no hayan tenido en cuenta «las dificultades en el acceso a la atención sanitaria, la pobreza, la grave insuficiencia de los cuidados continuados, la inexistencia de una red de cuidados paliativos y las graves insuficiencias del Sistema Nacional de Salud».