Los primeros misioneros salesianos salieron hace 150 años. Ahora los jóvenes toman el relevo - Alfa y Omega

Los primeros misioneros salesianos salieron hace 150 años. Ahora los jóvenes toman el relevo

Argentina fue el destino de los primeros misioneros salesianos, cuyo legado se reivindica en la exposición La aventura valdrá la pena

Rodrigo Moreno Quicios
García Borreguero frente al panel sobre el legado del primer consejero general
García Borreguero frente al panel sobre el legado del primer consejero general. Foto: Rodrigo Moreno Quicios.

«Hemos intentado que los sueños de Don Bosco guiaran nuestro planteamiento expositivo. Por eso, en la sala inicial hacemos un homenaje a los primeros salesianos misioneros». Nos lo cuenta en el interior del Museo Misiones Salesianas su director, Mariano García Borreguero, mientras técnicos de montaje y conservadores ultiman la preparación de las piezas que podrán contemplarse en la calle Lisboa 4 de Madrid desde el 24 de septiembre hasta el próximo 31 de julio.

Con el título La aventura valdrá la pena, esta muestra celebra los 150 años del primer envío misionero de los salesianos, concretamente a Argentina. «Es momento de homenajear a todos los salesianos, cooperadores, educadores y voluntarios que trabajan con la juventud en el mundo», opina este laico que conoció a la congregación de adulto, pero se ha zambullido de lleno en ella. Además, debido al aniversario, los salesianos utilizarán todo el año como lema los verbos agradecer, repensar y relanzar para animar a las misiones.

Sánchez y Escribá con las figuras del teatro Khon
Sánchez y Escribá con las figuras del teatro Khon. Foto: Rodrigo Moreno Quicios.

Enviados a 137 países de todo el mundo, custodian piezas de todos los lugares en los que tienen presencia. Pero esta muestra se centra especialmente en las de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Paraguay, Corea, India, Japón, Nepal, Tailandia y Togo. Son las naciones por las que pasó —o pidió a un hermano que pasara— Modesto Bellido, primer consejero general de Misiones Salesianas y cuyo legado sigue vivo.

Según explica García Borreguero, «hemos ido descubriendo a raíz de investigar sus viajes que tenía una sensibilidad inmensa por otras culturas». Y reivindica que «mostró cómo los salesianos acompañan y defienden los derechos de las personas con las que trabajan».

Paseando por las galerías, nos acercamos a un cordófono senegalés —popularmente conocido como kora— con el que precisamente Bellido fue obsequiado cuando cumplió 60 años como sacerdote. «Sabemos por testimonios que pedía instrumentos y animaba a otros salesianos a traerlos», nos cuenta el director del museo, dado que la música y el teatro juegan un papel clave como «herramientas pedagógicas salesianas».

Ana Sánchez Andrés, responsable de Divulgación del museo profundiza en ello cuando nos acercamos a la vitrina que está rematando. Dentro hay 20 figuras procedentes de Tailandia: son bailarinas del teatro Khon, un género cortesano en el que se utilizan enormes máscaras. Los salesianos «traían estas piezas de los territorios para itinerarlas por los colegios españoles». Gracias a ellas, sus alumnos pudieron «conocer esas tierras de misión y la diversidad cultural de otros pueblos». Pero, sobre todo, saber «por qué los salesianos están fuera». Su compañera Virginia Escribá Navarro, responsable de Patrimonio Histórico y Cultural, detalla que, en un primer momento, las bailarinas «estaban en una caja y solo cuatro estaban en exposición». Pero el trabajo de documentación les permitió reconocer otras miniaturas e «identificarlas como parte de un conjunto».

Finalmente, Mariano García Borreguero invita a, aunque Misiones Salesianas haya cumplido 150 años, «tener siempre una mirada de futuro» que anime a salir en misión. «La aventura valdrá la pena; vale la pena arriesgarse por los demás y vivir el Evangelio con profundidad», sentencia.

Obra social
'Árbol de la vida' de Haití

Entre las piezas expuestas hay algunas elaboradas en las iniciativas laborales de los salesianos. Como una Madre de los Pobres de Perú salida de «una de nuestras escuelas de carpintería» y que trajo a España el salesiano Casimiro Iraola. «La Virgen protege a estos ciudadanos y es un mensaje maravilloso», subraya García Borreguero.

Otra pieza es un Árbol de la vida que trajo de Haití en 2014 el salesiano Agustín Pacheco cuatro años después del terremoto. «Está hecho con el metal reciclado de la tapa de un bidón y nos parece una preciosidad», presume el director.