Los pies negros de Almería se encuentran bajo su Virgen - Alfa y Omega

Los pies negros de Almería se encuentran bajo su Virgen

Los europeos nacidos en Orán que tuvieron que huir de Argelia en 1962 mantienen su fe y sus costumbres, entre ellas la devoción en Dalías (Almería) a la Virgen de la Santa Cruz

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Última reunión de los ‘pies negros’ en Dalías (Almería). Foto: Diócesis de Almería

«Yo nací en Orán, pero me tuve que marchar de allí cuando tenía 16 años. Emigramos a Francia y a España, sobre todo, pero todos los años nos reunimos para vernos y recordar aquellos años», afirma Ángel Ibáñez tras la última reunión anual de decenas de pies negros en Almería.

Ángel forma parte de una generación de europeos «que fuimos a la diáspora» tras la independencia de Argelia en 1962, más de un millón de personas, la mayoría católicos, que tuvieron que dejar el país que les vio nacer.

Desde la distancia recuerda cómo cada año iban por Pascua miles de familias en peregrinación a la Virgen de la Santa Cruz, en un castillo que construyeron los españoles –Orán perteneció a España hasta 1791–, en una colina que domina la ciudad: «Éramos muy devotos porque esta imagen libró a la ciudad de una peste en el siglo XIX, y desde entonces la gente subía allí en agradecimiento, a comer la mona de Pascua y a pasar un día de fiesta».

Ibáñez recuerda que la fe les daba una identidad propia, porque «Orán era la única ciudad de África donde la mayoría de la población era europea». No solo eso: «En las calles se hablaba una mezcla de español y francés muy particular. Y era un lugar muy internacional, con gente de diferentes países, cada uno con su comida y su forma de ver la vida», recuerda. Además, la presencia española era notable, porque «era la única ciudad de todo el continente con una plaza de toros, ¡y hasta venía el Real Madrid a jugar!», ríe.

Todo aquello acabó con el fin de la época colonial, cuando miles de familias tuvieron que emigrar, sobre todo a Francia, pero también a lugares lejanos como Nueva Caledonia, Nueva York, Argentina o Australia. En España se quedó un grupo de familias que trató de mantener las tradiciones de su país natal, de modo que «cuando Argelia se independizó, a la Virgen de la Santa Cruz se llevaron a Nimes (Francia), pero años después un señor hizo una copia y la trajo a Almería, donde se venera en el pueblo de Dalías», dice Ángel Ibáñez. Así, cada año organizan un encuentro al que vienen compatriotas de todo el mundo. «Pase lo que pase, nosotros seguiremos siendo pies negros. Más que cualquier otra cosa, nos reconocemos todos en esta palabra, que es una forma de ser y de vivir», afirma.