Los obispos tras la tragedia en la frontera de Melilla: «No son invasores, son seres humanos»
El SJM insiste en la necesidad de vías legales y seguras para que los refugiados no tengan que jugarse la vida para solicitar protección. CONFER pide que no se criminalice a los migrantes
Los obispos responsables de la Subcomisión para las Migraciones y la Movilidad Humana de la Conferencia Episcopal Española (CEE) ha pedido a las autoridades competentes que trabajen para esclarecer el suceso de este viernes en la frontera de Melilla con Marruecos en el que al menos 18 migrantes han fallecido tras un intento masivo de cruzar a España, una cifra que algunas ONG incrementan hasta los 27.
Tras recordar que las más de 130 personas que lograron cruzar la frontera eran refugiados sudaneses, piden, en un comunicado publicado este sábado, que estos hechos se aborden con «una mirada humanitaria». «Al tiempo que entendemos la necesaria regulación de flujos migratorios, debemos considerar la situación crítica y de miseria en la que se encuentran miles de migrantes subsaharianos al otro lado de la frontera. No son invasores, son seres humanos que buscan llegar a Europa huyendo de guerras activas y hambrunas», explican.
Así, proponen «evitar un uso partidista y demagógico del completo desafío de las migraciones» y «analizar este drama desde las claves de la doctrina social de la Iglesia». En concreto, subraya que nuestro país carece de espacios o recursos donde emitir visados en muchos países de donde proceden personas susceptibles de solicitar protección internacional.
«Necesitamos una migración ordenada a través de vías legales y seguras, así como fomentar la colaboración al desarrollo con los países que sufren guerras, conflictos y hambrunas. La externalización y militarización de las fronteras por sí solo no terminará con los problemas y las causas que provocan la movilidad de millones de personas migradas, refugiadas o desplazadas en el mundo», agregan.
Tras lamentar la pérdida de vidas humanas y desear la recuperación a los heridos, lanzan un invitación a analizar y afrontar esta nueva crisis «desde la necesidad de protección de todo ser humano y el empeño por establecer con urgencia vías de acceso legales y seguras».
Por su parte, el SJM ha denunciado «la dureza del dispositivo policial y un trato inhumano» para repeler el intento de cruzar a España, así como los rechazos en frontera «de personas lesionadas, algunas de ellas que podrían ser menores de edad, todas con más que probable perfil de protección internacional».
Con todo, ha señalado que lo sucedido en la frontera de Melilla es consecuencia de «la insuficiencia de vías seguras y legales eficaces para acceder al territorio europeo y a la protección internacional», que obliga a los migrantes a jugarse la vida.
CONFER su consternación por los sucedido y una preocupación «ante la creciente criminalización de migrantes». «La CONFER se ha manifestado en diversas ocasiones en favor de la vida, la dignidad y la hospitalidad ante la situación de las personas migradas y refugiadas que intentan buscar un futuro mejor y un lugar donde poder desarrollar sus proyectos en libertad», ha señalado en un comunicado
COMECE: no a cheques en blanco a países vecinos
Desde Europa, la COMECE, a través de su secretario general, el padre Manuel Barrios, ha lamentado la muerte de decenas de migrantes y solicitantes de asilo y ha recalcado que «la gestión de la migración no puede consistir en dar un cheque en blanco a los países vecinos que no respetan la dignidad inalienable de los migrantes y refugiados».
«La COMECE también condena el uso de la violencia por parte de las personas que intentan cruzar las fronteras y pude un uso proporcionado de la fuerza por parte de los agentes de la ley, así como un sistema adecuado de identificación de los legítimos solicitantes de asilo», ha añadido.
CEAR denuncia el uso de la violencia
Por su parte, La Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) ha denunciado el «uso indiscriminado de la violencia» para gestionar las migraciones y controlar las fronteras y evitar que lleguen personas que podrían necesitar protección, como los sudaneses ya citados.
«Este es el coste de la externalización de fronteras y de poner en manos de un país que no respeta los derechos humanos como Marruecos la responsabilidad de controlarlas. Contar con una oficina de asilo en nuestra frontera sur para cubrir el expediente, sin que puedan acceder las personas de origen subsahariano, es una falacia y la mayor hipocresía que puede tener un Estado de Derecho», afirma Estrella Galán, directora general de CEAR, en un comunicado.
Aporofobia o racismo
Este martes 28 de junio también la Delegación Episcopal de Movilidad Humana de la diócesis de Madrid ha reaccionado a la noticia y ha hecho público un comunicado de sensibilización. En él se une al dolor por las personas fallecidas, encomendándolas al «abrazo del buen abba Dios», y lamenta las heridas sufridas por más de 300 personas (entre migrantes y agentes tanto españoles como marroquíes).
Asimismo, el comunicado, firmado por el delegado episcopal, Rufino García Antón, lamenta algunas actitudes de las que «no siempre» están libres los cristianos de Madrid: «aporafobia, racismo, falta de fraternidad ante las personas que migran» o planteamientos ideológicos «no acordes con el Dios que no quiere “que se pierda ni uno de estos pequeños”».
Ante esto, el delegado anima a acudir al mensaje del Papa Francisco para la próxima Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado y escuchar sus palabras «desde la inhumanidad de los sucesos de Meilla-Nador». Entre otras, el Pontífice afirma que «sin los habitantes de las periferias existenciales», el Reino de Dios no sería el que Él quiere.