Los obispos de la UE se oponen a la propuesta de incluir el aborto en la Carta Europea de los Derechos
La COMECE ha mostrado su «profunda preocupación y oposición» ante la idea del presidente de Francia
La Comisión de las Conferencias Episcopales de la Unión Europea (COMECE) ha mostrado su «profunda preocupación y oposición» ante la propuesta del presidente de Francia, Emmanuel Macron, quien en un discurso ante el Parlamento Europeo el pasado 19 de enero propuso actualizar la Carta Europea de los Derechos Fundamentales para incluir el derecho al aborto.
La idea de Macron «no solo va en contra de las creencias y los valores europeos más fundamentales», sino que además «sería una ley injusta, desprovista de fundamento ético y destinada a ser causa de conflicto perpetuo entre los ciudadanos de la UE», ha subrayado la COMECE.
La integración europea, por el contrario, «debería fomentar y promover siempre el respeto a las diferentes identidades y evitar imposiciones ideológicas». Y mucho menos bajo el pretexto, como pretende el presidente francés, «de insertar este supuesto derecho para “insuflarle nueva vida a nuestros derechos básicos”».
En el comunicado, la COMECE ha recordado que «uno de los principales valores» de la Unión Europea «es el respeto a la dignidad de toda persona humana en todas las etapas de su vida, especialmente en situaciones de total vulnerabilidad, como es el caso de un niño no nacido».
En este sentido, los obispos han tirado de historia para dejar claro ante Macron que «los padres fundadores de la Unión Europea, basados en la genuina tradición humanista que hace de Europa lo que es, eran muy conscientes de la importancia fundamental de la dignidad inalienable de la persona humana».
Toda la ayuda posible
Por otro lado, la Comisión ha asegura ser consciente «de la tragedia y complejidad» de las situaciones en las que se encuentran las madres que se plantean abortar. Por ello, han subrayado que el cuidado de estas madres «es una parte central del ministerio diaconal de la Iglesia y debe ser también un deber ejercido por nuestras sociedades».
Las mujeres en apuros no deben quedar solas, aseveran los obispos, y tampoco «puede ser ignorado el derecho a la vida del niño por nacer. Ambos deben recibir toda la ayuda y asistencia necesaria».