La minería ilegal en el Amazonas ya se ha extendido a 32 distritos y atenta contra la vida de la población
En un comunicado, los obispos peruanos han denunciado la inacción de las autoridades y exigido medidas de protección
Los obispos peruanos han manifestado su profundo rechazo al desastre medioambiental y humano que supone la expansión de la minería ilegal en los territorios amazónicos. Además, han condenado la desatención de las instituciones y exigen que asuman su responsabilidad ante este problema.
En un comunicado hecho público a inicios de esta semana, aseguran sentir una «profunda preocupación» por la propagación cada vez más descontrolada de la minería que, además, indican, «está muy vinculada a otros delitos como la trata de personas, el narcotráfico, el crimen organizado y el tráfico de tierras». La minería ilegal en la Amazonía peruana «ya se ha extendido en 32 distritos causando graves daños ambientales y atentando contra la salud y la vida de las poblaciones amazónicas», afirman.
El documento, firmado por los ocho obispos de diferentes vicariatos, apunta a la falta de alternativas y oportunidades como motivos por los que cada vez más familias adoptan la minería ilegal como forma de vida para sobrevivir, y aseguran que la desatención por parte del Estado genera un «ambiente de inseguridad y violencia en las comunidades».
En un mensaje conjunto, la Conferencia Episcopal Colombiana y los obispos de los departamentos del Cauca y Nariño hicieron el pasado lunes un llamamiento urgente ante la violencia que sufren las comunidades, especialmente del sur del país, y pidieron «la construcción de espacios de diálogo entre el Estado y los grupos armados».
Altavoces de las comunidades que pastorean, aseguraron que viven en el terror sufriendo daños a la integridad emocional, el desarraigo, los desplazamientos forzados, la ruptura del tejido comunitario o las minas antipersona. «Exhortamos a que todo esto se termine para no lastimar en el corazón de los pueblos el frágil pero esperanzador brote de una vida en paz».
Los prelados esperan que este pronunciamiento «sea acogido por quienes confrontan las armas», propiciando una desescalada de la violencia y una mayor atención humanitaria. Además, esto permitiría un retorno seguro de las comunidades a sus lugares de vida habituales.
«Pedimos a Dios que nos enseñe a vernos y tratarnos como hermanos. Reiteramos nuestra permanente disposición de trabajo en favor de la causa de la paz en Colombia», declararon los obispos.
En un contundente posicionamiento, los prelados exigen a las autoridades una protección efectiva a las comunidades afectadas por la minería e instan al Gobierno a la creación de un sistema de monitoreo permanente y un plan de desarrollo sostenible con participación y protagonismo de los propios habitantes.
«En este tiempo cuaresmal», prosiguen los obispos, «hacemos una llamada contundente a preservar la Amazonia como tesoro especialísimo de nuestra casa común y la promoción de una ecología integral. Como obispos de la Amazonía peruana escuchamos la voz de Dios en el clamor de la tierra y el grito de los pobres», afirman.