Los obispos canarios piden «vías legales y seguras» para entrar en Europa
La inestabilidad política en Senegal y en otros países del Sahel, la pobreza y el cambio climático, «están empujando a la población a huir», afirman
Los obispos de las islas Canarias han mostrado su preocupación ante el aumento de la migración en el archipiélago. En una nota que hicieron pública el domingo, señalan que «en los últimos días hemos asistido a la llegada de más de 3.000 personas, muchas de ellas menores de edad, procedentes del continente africano».
Los prelados canarios atribuyen este fenómeno a «la inestabilidad política en Senegal y en otros países del Sahel, la pobreza y el cambio climático», que entre otros motivos «están empujando a la población a huir». «Se trata de seres humanos que arriesgan sus vidas cruzando el Atlántico con la esperanza de un futuro mejor para sí y sus familias», añaden.
En el texto, los obispos canarios denuncian «la inaceptable situación que se está viviendo en Lampedusa» junto a la «indiferencia» de los gobiernos europeos reunidos la semana pasada en Granada para tratar el tema de la inmigración; un asunto «que por desgracia han declinado abordar y dar respuesta».
Entre los elementos del problema, citan «la falta de previsión y la insuficiencia de infraestructuras», lo que dificulta «una acogida digna». Esto aumenta «la probabilidad de que se produzcan vulneraciones de los derechos humanos», subraya el texto. Este lunes, los obispos de la Subcomisión de Migraciones y Movilidad Humana de la Conferencia Episcopal Española han mostrado su adhesión a la nota de los obispos canarios.
Al mismo tiempo, «cientos de personas han vuelto a dormir al raso en los muelles canarios ante la falta de espacios de recepción», algo que se une a «la escasez de intérpretes, la ausencia de información jurídica comprensible o la asistencia grupal a las personas migrantes», subrayan los obispos canarios. Además, los centros de acogida para menores de edad «vuelven a estar saturados y las derivaciones a otras comunidades autónomas se encuentran paralizadas». Junto a ello, «tampoco podemos olvidar la tragedia de quienes pierden la vida durante la travesía, dejando atrás sus sueños e ilusiones».
Los prelados de las diócesis de Canarias y Tenerife subrayan que la inmigración de esta zona del mundo solo se podrá regular «cuando cese la injusticia actual del comercio internacional, cuando cesen las guerras inducidas en países con riquezas mineras, cuando los dictadores que expolian a su pueblo dejen de contar con la complacencia de gobiernos y empresas multinacionales, y cuando cese el comercio de armas».
Así, para evitar migraciones «no necesarias», es preciso crear en los países de origen «posibilidades concretas de vivir con dignidad»; porque «también existe el derecho a no emigrar, y muchos de estos hermanos nuestros no iniciarían un viaje tan incierto si en sus pueblos y países se vivieran situaciones más justas».
La labor de la Iglesia
«La Iglesia en las islas Canarias trabaja diaria e incansablemente con las personas migrantes», dicen los obispos, que citan «el trabajo humano y asistencial diario para atender sus necesidades, la puesta en marcha de los corredores de hospitalidad o el acompañamiento a los internos en los CIE, que tanto sufrimiento provocan».
Más allá, los prelados reiteran «nuestra disposición al diálogo con las distintas Administraciones públicas y actores sociales para dar una acogida digna a los migrantes», al tiempo que piden «el establecimiento de vías legales y seguras para acceder a territorio europeo».
En este esfuerzo solidario, demandan ayuda al resto de comunidades autónomas españolas, «pues Canarias no puede afrontar sola esta contingencia», y agradecen la labor de sacerdotes, laicos y comunidades parroquiales, así como de «tantas personas y profesionales para humanizar el drama que contemplamos en nuestros mares y costas».