Los nosocomios: historia de la humanización de la salud
La Iglesia ha propiciado desde el siglo IV la creación de hospitales para los enfermos menos pudientes. La Hermandad del Refugio da a conocer esta obra de misericordia en una jornada en Madrid
Una de las siete obras de misericordia es la de visitar a los enfermos. Y si en algo se distinguieron los primeros cristianos fue precisamente en la atención y el cuidado de los mismos. De hecho, el primer hospital cristiano en Europa se creó a finales del siglo IV y fue fundado por el emperador romano de origen hispano Teodosio I. Aunque su nombre no era aún el de hospital, sino el de nosocomio, «casa para enfermos».
«Durante la Edad Media y tras la caída del Imperio romano de Occidente (476 d. C.), la fundación de muchos hospitales se debió a la Iglesia», explica a Alfa y Omega Francisco Conde, coordinador de la I Jornada sobre Historia de los Hospitales de la Iglesia, titulada La cultura al servicio de la caridad, que se celebrará en Madrid, en la sede de la Hermandad del Refugio —en la Corredera Baja de San Pablo, 16—, el próximo 26 de septiembre. Conde pone como ejemplos el Hospital de Mérida, fundado en el año 589 por el obispo Masona; el Hôtel-Dieu de Lyon, a petición de Sacerdos, arzobispo de Lyon, o el Hôtel-Dieu de París, fundado a mediados del siglo VII gracias al obispo san Landerico. También recuerda que en aquella época estaba la labor de la Soberana Orden Militar y Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta, nacida en las Cruzadas, y los hospitales que construyeron durante el Medievo y la Edad Moderna.
Son muchos los nosocomios destacados de la Iglesia en España. En Madrid aún queda el recuerdo del Hospital San Antonio de los Alemanes, que primero se llamó de los Portugueses, fundado en 1604, durante el reinado de Felipe III, o el Hospital Tavera de Toledo, llamado así por su fundador, el cardenal Juan Pardo Tavera, creado en el siglo XVI «para los tocados de diferentes enfermedades».
En el Siglo de Oro otro importante nosocomio sería el Hospital de Laborantes de El Escorial (1563-1599), «primera institución española para la asistencia de los trabajadores» durante la construcción del monasterio de la localidad madrileña, explica el coordinador.
En San Cristóbal de la Laguna, en Tenerife, sería el Papa León X quien, en 1514, autorizó fundar un centro bajo la advocación de Nuestra Señora de los Dolores. En él se unirían dos anteriores ya creados, el de Nuestra Señora de la Antigua y el de San Sebastián. Durante la epidemia de peste bubónica que se desató en la ciudad en 1582, el hospital vio sobrepasadas sus capacidades asistenciales y tuvieron que habilitarse otros en diferentes puntos de la ciudad.
Adentrándonos en el Barroco aparece el Hospital de San Juan de Dios de Jaén, nacido de la unión del de la Santa Misericordia (siglo XVI) y el de San Lázaro. Gracias a donaciones particulares y al patronazgo municipal, esta institución sanitaria llegó a ser uno de los hospitales más longevos de España y el de mayor solera en Jaén, además de convertirse en un modelo asistencial que se difundió por todo el país.
En el Siglo de las Luces fueron muchos los hospitales fundados por el obispo fray Tomás del Valle en la diócesis de Cádiz: el Hospital de Mujeres, en la capital, que fue testigo de epidemias, el desastre del 98, la guerra de África o la Guerra Civil y que tuvo que cerrar sus puertas en 1963 por cuestiones económicas; el Hospital de la Caridad, en Algeciras, donde en su época final las hermanas concepcionistas «cuidaban de los ciudadanos menos pudientes», o el Hospital de San José, en la antigua Real Isla de León, actual San Fernando, que fue un centro hospitalario de caridad hasta 1956.
El recorrido histórico de la apuesta de la Iglesia por los cuidados a los enfermos y moribundos finaliza con la llegada del siglo XX y la creación de instituciones como la Casa de Salud de Santa Cristina de Madrid, fundada en el reinado de Alfonso XIII y regida por las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl.
Conde destaca que, en todas estas épocas «los conocimientos y recursos que tenían eran limitados, pero era una gran labor de humanización de los cuidados» la que realizaban, ya que «amaron a los enfermos como si fueran Cristo mismo». Esta primera vez que se realiza una jornada en torno a los hospitales y la caridad eclesial tiene como objetivo «poner de relieve la importancia de estos centros en su contexto histórico y también ayudar a los más necesitados», ya que los asistentes podrán realizar donativos para sufragar las obras de caridad que realiza la hermandad en la actualidad —especificadas en su web, realhermandaddelrefugio.org—.
En las oscuras noches del Madrid del siglo XVIII una misericordiosa ronda atravesaba la ciudad. Se llamaba la Ronda de Pan y Huevo y era una comitiva de varios hombres con faroles, sillas, camillas, panes y huevos cocidos. Delante de ellos un crucifijo y al frente un sacerdote. Una iniciativa de la Hermandad del Refugio y Piedad de Madrid, «la de más abolengo y solera de todas las obras caritativas y piadosas de la capital», explica a Alfa y Omega su actual gerente, Raúl Mayoral Benito: «Daban de comer al hambriento y llevaban a los enfermos a hospitales». Hoy, la hermandad continúa su labor caritativa en la Corredera Baja de San Pablo y alberga un comedor social, un colegio, un museo y un archivo.