Los niños extranjeros sin escolarizar en Melilla tendrán plaza este curso
Las listas definitivas incorporan a los 100 menores que se habían quedado fuera en junio
Por primera vez en los últimos tres años, Melilla no tendrá niños extranjeros –que viven y han nacido en la ciudad, pero sus padres no tienen la documentación en regla– que se queden sin escolarizar. Según ha anunciado José Palazón, que dirige la Asociación Pro Derechos de la Infancia (Prodein), las listas definitivas incluyen a los en torno a 100 menores que todavía no tenían plaza en un colegio para este curso y cuyas solicitudes no fueron admitidas en junio.
Según ha explicado el propio Palazón a Alfa y Omega, en estos momentos apenas hay cinco niños que todavía no pueden ir a la escuela. Se trata de familias que no conocían y que se acaban de poner en contacto con su organización. De hecho, ha añadido que en algunos de estos casos lo que se han producido son errores administrativos.
Con esta noticia, la de la admisión de todos los niños extranjeros, concluyen tres años de lucha y reclamaciones, de niños que no han podido ejercer su derecho a la educación. La campaña que lanzó la Plataforma de Infancia en junio, el trabajo a pie de campo de Prodein y el soporte jurídico de la Asociación de Abogados Extranjeristas ha dado sus frutos.
También fue importante la resolución del Comité de Derecho del Niño de Naciones Unidas, que declaró que España vulneró el derecho a la educación de un niño en Melilla en esta situación y la presión del Defensor del Pueblo, que ha reclamado al Gobierno que pongan los recursos que hagan falta sobre la mesa para atender a este colectivo. El golpe de gracia a esta política llegó desde los juzgados, pues el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía con sede en Málaga empezó a resolver recursos a favor de los menores este mismo año.
Cabe recordar que este problema se viene repitiendo en Melilla desde hace dos décadas, pero siempre se resolvía antes de empezar el curso o durante el mismo, algo que cambió con la llegada del nuevo Gobierno, que ha provocado que algunos niños hayan estado fuera del sistema durante varios años.
«Una alegría tremenda»
«Ha sido una alegría tremenda –confiesa Palazón–, porque había niños creciendo al margen de la ciudad. Todavía quedan cuestiones por resolver sobre la situación legal de las familias, pero los menores están cubiertos por lo menos desde el punto de vista sanitario y educativo. Han ganado los chiquillos».
Con todo, explica que durante estos tres años ha habido muchos menores que han quedado completamente descartados al cumplir los 16, 17 o 18 años y salir del periodo de educación obligatoria. De hecho, denuncia que, además de haber sido «perjudicados» por una cuestión burocrática, no se los está integrando en el sistema y que solo les ofrecen cursos que imparten algunas ONG y que no tienen ninguna homologación.