Los musulmanes bosnios acabaron con su familia. Él los ha perdonado - Alfa y Omega

Los musulmanes bosnios acabaron con su familia. Él los ha perdonado

Pero Miličević ha narrado en el Vaticano cómo los bosnios mataron a sus parientes. «La comprensión de la paz y el perdón solo llegó al convertirme en sacerdote»

Rodrigo Moreno Quicios
Pero Miličević ha compartido su testimonio en la Oficina de Prensa de la Santa Sede. Foto: Vatican Media

El sacerdote Pero Miličević es bosnio y, en 1993, durante la guerra de Yugoslavia, un grupo de milicianos musulmanes atacaron su pueblo, Dlkani, asesinando a 39 personas. Entre ellas, al padre de este párroco y más familiares suyos. Después, Miličević y el resto de supervivientes fueron desplazados a un campo de prisioneros en el que permanecieron recluidos siete meses. «Fue la experiencia de la oscuridad y del mal de la guerra», ha resumido este jueves al compartir su testimonio en la Oficina de Prensa de la Santa Sede al hilo de la Jornada Mundial de la Paz que se celebrará el próximo 1 de enero y cuyo mensaje he hecho hoy público el Vaticano.

«Nunca hubiéramos resistido sin la fe»

Este clérigo bosnio ha narrado las durísimas condiciones de su cautiverio. A pesar de la tentación de caer en el resentimiento, Miličević ha explicado lo muy convencido que estaba en que «había que mantener la paz en el corazón y no pensar en la venganza». Ha explicado además cómo este encierro implicaba además «la falta de comida y de higiene» y por la noche él y el resto de prisioneros dormían sobre «camas compuestas por losas de granito». Y, sin embargo, sobrevivieron. Según este sacerdote, «nunca hubiéramos resistido sin la fe, la oración y la necesidad de paz».

Pero Miličević no perdonó hasta que se ordenó sacerdote. Foto: Katolick Tiskovna Agencija

Pese a todo, es evidente que las heridas que inflige la violencia no se cierran de un día para otro. «La ira provocada por tales acontecimientos no desaparece fácilmente», ha ampliado Miličević. La sanación requiere trabajo y empeño. En su caso concreto, «la comprensión de la paz y el perdón solo llegó al convertirme en sacerdote, durante las confesiones de los fieles».

30 años después, «la bondad es desarmante»

En 2013, veinte años después de su liberación, Miličević regresó al campo de concentración en el que pasó siete meses cautivo. «Volví entre lágrimas», ha narrado el sacerdote, pero convencido ya entonces de que «la venganza no es el camino a seguir».

El bosnio volvió a visitarel campo de prisioneros y lloró. Foto: radio-medjugorje

En línea con el mensaje para la Jornada Mundial de la Paz que ha revelado este mismo jueves León XIV, Miličević ha coincidido en que «la bondad es desarmante». Y ha añadido que, cuando el ser humano busca la justicia, «la paz se convierte al mismo tiempo en su obra concreta».