Vuelve 40 Días por la Vida: «Los Mossos saben que rezamos pacíficamente» - Alfa y Omega

Vuelve 40 Días por la Vida: «Los Mossos saben que rezamos pacíficamente»

Sus líderes aseguran que la ley que castiga el acoso a las mujeres ante las clínicas no les afecta

María Martínez López
Al acabar la campaña de Cuaresma, los voluntarios de Barcelona llevaron flores. Foto: Mateo Puig Sánchez.

Con 18 años, Javier Brioso Dorado estaba «muy a favor del aborto». Hasta que leyó que en Francia se debatía el aborto durante los nueve meses de embarazo. Le pareció «una locura». Empezaron las preguntas: «¿Y con ocho? ¿Y con seis?… Se me desmontó todo».

Después de un mes siendo «provida, pero no católico», poco después este sevillano encontró la fe. Conoció 40 Días por la Vida por las primeras noticias sobre la ley que preparaba el Gobierno para castigar el acoso a las mujeres que van a abortar. En las declaraciones públicas, se identificaba como acoso el ofrecer ayuda o simplemente rezar delante de los centros, que es lo que se hace en esta campaña. En otoño de 2021 Javier quiso participar, pero en Sevilla no había. Fue a Córdoba y le gustó tanto que, aunque le daba vértigo, aceptó organizarla en su ciudad en Cuaresma.

En solo una campaña, se le ha llenado el corazón de anécdotas. Como ese hombre que les contó entre lágrimas una historia de vida muy dura y agradeció su labor. Algo que no habría ocurrido si rezaran en su casa. Lo explica desde una «visión metafísica»: hay que estar en esos lugares, porque ahí ocurre «el sacrificio de almas inocentes». Para la edición que empieza este 28 de septiembre espera unas 100 personas.

40 Días por la Vida vuelve a las calles de 16 ciudades españolas, dos más que hace un año, aunque menos que en Cuaresma. Mención aparte merece Barcelona, donde en solo un año ha pasado a organizarse ante tres centros. «El aborto es invisible, y es muy importante que se visualice este drama. Que se nos vea rezar es una manera», apunta Isabel de Puig, del equipo coordinador. En la campaña de hace un año empezaron en un segundo centro, al comprobar que contaban con suficiente gente. Hace poco un grupo de personas les dijo que les gustaría rezar ante un tercero, y tienen el apoyo de las parroquias de alrededor.

Una ley para intimidar

Han dado el paso «con mucha confianza», a pesar de que es la primera campaña con la nueva ley en vigor. Están convencidos de que no les afecta. Pero Nayeli Rodríguez, coordinadora nacional reconoce que otros «sí están asustados». Santiago Fernández, uno de los abogados que les asesora —todos voluntarios que no pertenecen a ninguna entidad— asegura que «no encajamos en ninguno de los tipos penales» del texto.

La ley castiga los actos «ofensivos, intimidatorios o coactivos» hacia las mujeres y los trabajadores de los centros. Pero también, genéricamente, los «molestos». En su preámbulo habla de enseñar fotografías o fetos de juguete y lanzar proclamas. También de la intención de crear una «zona segura», aunque el articulado ni siquiera alude a que se esté cerca de una clínica. Incluso se afirma que no hace falta que ninguna víctima lo denuncie para castigarlo.

Por último, en función de una serie de «circunstancias» sin concretar, se contempla prohibir a los infractores el acceso a determinados lugares; se entiende que se refiere a acercarse a los propios abortorios. Toda la formulación «es tan amplia», que para el abogado es de una legalidad «extremadamente dudosa. No creo que una denuncia pueda prosperar». Piensa, más bien, que el objetivo es «hacer desistir a la gente».

Publicidad engañosa

El Tribunal Supremo ha confirmado la condena a la Asociación de Clínicas Acreditadas para la Interrupción Voluntaria del Embarazo (ACAI) por hacer publicidad «ilícita por engañosa» del aborto. En las respuestas a preguntas frecuentes en su web, la entidad afirmaba que se trata de una intervención que «no deja secuelas», que «la incidencia de complicaciones es bajísima» y que no hay «ningún riesgo de esterilidad». Incluso que «será como si no hubieses tenido un aborto anterior».

En enero de 2020, ante la denuncia de la organización Abogados Cristianos, la Audiencia Provincial de Oviedo prohibió a ACAI mantener publicado ese contenido, pues «omite una información sustancial», la relativa a «la posibilidad de aparición de secuelas fundamentalmente psíquicas». ACAI presentó sendos recursos, extraordinario y de casación. En sentencia del 14 de septiembre publicada el día 21, el Supremo rechazó ambos sin entrar al fondo del asunto, dada la «falta de justificación del interés casacional». Al cierre de esta edición la información afectada ya no aparecía en la página web. Pero tampoco el texto de la sentencia, que se le ordenaba publicar.

De Puig sí cree que «los centros ahora se sienten con más fuerza para llamar a la Policía». Pero en su caso, hasta ahora «los Mossos son impecables». Como mucho, les han pedido identificarse. «Saben que rezamos pacíficamente y que todos hemos firmado una declaración de paz» con el compromiso de ni siquiera dirigir la palabra a las mujeres, salvo que ellas les pidan ayuda.

A la espera de ver cómo se desarrollan los acontecimientos, en esta edición de 40 Días por la Vida —que se preparó en septiembre con un encuentro nacional— se está haciendo especial hincapié en firmar la declaración de paz; en que todos los que quieran participar se inscriban, y en guardar las distancias con quienes no lo hagan. Rodríguez explica que también se ha desarrollado un protocolo más exhaustivo que incluye indicaciones sobre cómo actuar si sufren agresiones: no deben responder. Y tendrán que colaborar con las Fuerzas de Seguridad, incluso si les ordenan alejarse. Serán los responsables y los abogados quienes actúen en esos casos. «Pero el siguiente turno volverá a empezar».