Quedan horas para que el Papa Francisco llegue a la Colina del Encuentro para el que será el primero de sus actos multitudinarios con los jóvenes peregrinos de la JMJ Lisboa 2023: la ceremonia de acogida. Pero los jardines ya están llenos de jóvenes en ese soleado pero ventoso jueves, 3 de agosto. Será la primera toma de contacto con un Papa al que, como señalaba el arzobispo de Madrid para Alfa y Omega desde Lisboa, conocen ya por las redes sociales, y que para ellos es «alguien familiar y cercano». «De repente —añadía— se van a encontrar personalmente con alguien que conocen».
¿Y si ese encuentro fuera porque el Papa pasa justo por su lado? ¿Qué le dirían los jóvenes si esta tarde se encontraran de frente con Francisco? Lo piensan cuando les preguntamos, haciendo un ejercicio de composición de lugar, porque para ellos esto es importante.
«Hola, Papa», le diría Quen, de California, «con eso ya estaría satisfecha», sonríe. Marina, de Córdoba, le pediría «que rece por mí y por el mundo en general», y su amiga María, «que siga luchado por que la juventud esté cerca de Jesús». Mariano, de Guinea Ecuatorial, le diría «que se acerque más a mi país y a África», y Lino Miguel, «que escuche la voz de la juventud». Edgar, brasileño, al que encontramos bajo un paraguas porque el sol es implacable ya en la Colina del Encuentro, le pediría «su bendición para mí y todos los de mi ciudad». También haría lo mismo Alfonso, de Portugal.
Oscar, de Francia, tiene inquietudes: «Le preguntaría cómo estar en el mundo, con los pies en la tierra, en la familia y los amigos, en el día a día, siendo cristiano». Beot, a su lado, le preguntaría «cómo ser un buen católico». A Xitlally, de México, le gustaría saber «qué oración reza cuando lo hace por nosotros», mientras Brenna, de Canadá, le preguntaría «¿cómo puedo rezar por ti, Papa Francisco?». Alfons, de Portugal, «le daría las gracias por estar aquí», y Leonor le alabaría su fortaleza: «Se ha cuidado y está apoyándonos aquí con mucha fuerza».
Venido desde Guatemala, David le daría «las gracias por escucharnos y estar cerca de nosotros», y Daniela también le agradecería «ser el ejemplo de esperanza que los jóvenes necesitamos, y por la sabiduría y bondad a la hora de guiar la Iglesia». También le daría las gracias Avite, de Ruanda, por «hacer que la comunidad católica sea una». Y desde Alemania, Simon le daría las gracias «por apoyarnos y ser el líder de la Iglesia», y su amiga Maria agradecería, en esta línea, sus esfuerzos «por que la Iglesia sea la que debe ser». También los niños le dirían cosas. Salomao (10 años), «que estoy feliz» y su hermano Sebastian (13), «que le quiero mucho».