Los jóvenes peregrinos de Madrid van a Roma a «redescubrir la esperanza»
Cerca de 3.000 jóvenes llegarán en unos días hasta la Ciudad Eterna para ganar el Jubileo 2025. Hablamos con algunos de los que han hecho la primera parada en Barcelona
Lautaro y Santiago son dos hermanos. El primero tiene 17 años y el segundo 18. Ambos viajan al jubileo que congrega a jóvenes de todo el mundo en Roma con la parroquia de María Madre del Amor Hermoso de Villaverde Bajo. El pasado viernes hicieron parada en Barcelona. «Lautaro, que compagina sus estudios con un trabaja de camarero en un bar, destaca el buen rollo del grupo que peregrina desde Madrid, un hecho que llama la atención a los muchos peatones que se paran para mirar el grupo tan nutrido», explica Fernando Rubio, uno de los miembros del equipo de Jóvenes Madrid. Santiago, por su parte, confiesa que busca un «encuentro con jóvenes y con Dios», a disfrutar de lo que venga, con una actitud muy abierta a conocer gente, destinos y ganar juntos la experiencia de vivir el Jubileo 2025 con su hermano pequeño.
Los dos son parte de los más de 1.600 peregrinos que llegaron en autobuses a Barcelona, primer destino del viaje. A lo largo de los días, se irán sumando más peregrinos madrileños a la expedición, hasta llegar a los 3.000. «Lo más increíble de estos días es el precioso y variado amalgama de la vida de la Iglesia de Madrid», asegura Rubio.
Otros rostros representativos llegan de otra parroquia de Villaverde. Asun y Gonzalo son un matrimonio que vienen como responsables de grupos. Este septiembre cumplirán los 24 años de casados y se lanzan a la aventura después de haber vivido juntos la JMJ de Lisboa. «Venimos con nuestras dos hijas, es un viaje familiar que supone un crecimiento y fortalecimiento espiritual para nosotros», afirma Gonzalo, «y también nos sentimos muy padres de cada uno de los chicos que vienen». Asun está convencida de que es el Señor el que les envía a este servicio, y espera no solo que los chicos se puedan encontrar más con Él en estos días, sino que también le «cambie la vida» a ella.
«No es un plan de verano; habéis sido elegidos»
En el día de Santiago Apóstol, patrón de España, la basílica de la Sagrada Familia acogió el acto de envío, presidido por el obispo auxiliar de Madrid, José Antonio Álvarez, quien aseguró, como recoge archimadrid.org, que «compartiremos camino, experiencias, alegrías… y alguna incomodidad también. Pero lo haremos como parte de una familia, de un proyecto, de una misión: la de ser discípulos y testigos de Jesucristo».
Este envío marca el inicio de un recorrido que llevará a los jóvenes por lugares emblemáticos como Asís, Turín o la misma Roma, corazón de la Iglesia universal. En su homilía, el obispo destacó que este no es un viaje más, sino una respuesta a una llamada profunda: «No es un plan de verano. Sois peregrinos porque habéis sido llamados, elegidos. Tenéis un lugar y una misión en este mundo».
El prelado invitó a los jóvenes a preguntarse por el norte de sus vidas: «¿Hay esperanza en mi vida? ¿Qué me ilusiona? ¿Qué me hace seguir caminando?». Reconociendo la tentación de la mediocridad o el conformismo, los animó a vivir «de verdad, en plenitud», sin resignarse a una felicidad superficial. «Estamos bien hechos y llamados a una alegría que no es solitaria, sino compartida».
A lo largo de estos días, los peregrinos madrileños encontrarán inspiración en grandes testigos de la fe: san Francisco y santa Clara en Asís, san Juan Bosco en Turín, o los jóvenes beatos Carlo Acutis y Pier Giorgio Frassati, «que no permanecieron indiferentes ante las necesidades del mundo». También recordó la figura del arquitecto Antoni Gaudí, cuya pasión por la belleza se convirtió en testimonio vivo del Evangelio.
Así, animó a los jóvenes a vivir esta peregrinación en comunión, «como Iglesia que peregrina en Madrid», cuidando la fraternidad y reconociendo en la unidad con sus pastores —el cardenal José Cobo, los obispos auxiliares, sacerdotes, catequistas y el Papa— un signo de esperanza para el mundo. «No olvidemos que, aunque somos vasijas de barro, llevamos un tesoro: la fuerza de Dios».
Aludiendo a la figura del apóstol Santiago, el obispo recordó cómo este pescador galileo descubrió la verdadera felicidad en la llamada del Señor: «Ven y sígueme». Y concluyó animando a no tener miedo de abrirse a Dios, «que no viene a complicarnos la vida, sino a llenarla de sentido». También pidió a los jóvenes acudir a María en los momentos de dificultad, «como hizo Santiago en nuestra tierra». «¡Adelante, peregrinos!», exclamó al terminar. «Disfrutad de estos días. No dejéis de abriros a las sorpresas de Dios que, a buen seguro, os va a conceder».