Los jóvenes de Madrid crean comunión hacia el Jubileo
Un total de 3.500 miembros de la archidiócesis —una mitad llegada en autobús tras seis días en carretera y otra en avión— se dan cita en Roma para escuchar al Papa León XIV
«Perdona, ¿qué día de la semana es hoy?», nos pregunta Lucía Martínez cuando charla con nosotros desde el autobús de camino a Perugia (Italia). Durante el curso se orienta bien, pero «llevamos media semana de viaje» y se le amontonan tanto los recuerdos que «parece que hayan pasado diez días». «No porque se nos esté haciendo largo, sino porque estamos viviendo muchas cosas y disfrutando de los pequeños momentos», matiza. Es feligresa de la parroquia de la Santísima Trinidad, en el barrio de la Concepción, tiene 26 años, lleva dos trabajando «en una empresa del sector aeronáutico» y, en el momento en el que este semanario cierra su edición, se dirige junto a otros 1.800 jóvenes de Madrid como ella en un total de 31 autobuses hacia Roma para vivir el Jubileo de los Jóvenes. La cita comenzó el pasado lunes y concluirá el próximo 3 de agosto, por lo que llegarán con la fiesta empezada; pero a tiempo para la vigilia con León XIV en Tor Vergata el sábado y la Misa que presidirá en esa explanada el domingo. Además, según detalla Laura Moreno, la delegada episcopal de Jóvenes, «otros 1.500 jóvenes más saldrán en avión», por lo que Madrid espera congregar en torno a 3.500 peregrinos.

Martínez viaja en el bus número 10 y, durante nuestra conversación, se escuchan bromas, avisos por megafonía y reiteradas felicitaciones a Almu, una peregrina que ha cumplido años durante la jornada y a la que los jóvenes llevan cantando el Cumpleaños feliz todo el día. Sin paradas, el recorrido es de un mínimo de 2.000 kilómetros y se puede hacer en 21 horas. Pero en autobús —que está obligados por norma a circular más despacio que un turismo—, con rodeos para visitar lugares de interés, playa cuando se pone a tiro y pernoctas, el itinerario se prolonga hasta los seis días.

Aun así, no pierden el tiempo, pues como cuenta la ingeniera, los jóvenes de Madrid visitaron el viernes pasado en Barcelona la Sagrada Familia y celebraron a puerta cerrada una Misa presidida por José Antonio Álvarez, obispo auxiliar de Madrid, «con todos los sacerdotes y diáconos, que impresiona mucho». La Misa no falta ningún día. Es una peregrinación y se notan incluso los días en que se ventilan 800 kilómetros de carretera —como los que recorrieron el sábado desde la Ciudad Condal hasta Savona, en Italia—, pues «en el bus tuvimos una catequesis sobre la Resurrección». Después pasaron por Turín, donde visitaron la catedral que alberga la Sábana Santa, actualmente no expuesta, o el cuerpo de Pier Giorgio Frassati; y por el barrio de Valdocco, en la misma ciudad, donde se encuentran la Casa Madre de los salesianos y la basílica de María Auxiliadora. Y por Pianezza, un pueblo mediano bajo las faldas de los Alpes, donde los vecinos los recibieron con una gran fiesta.

Juan Ignacio Ramos, vecino de La Elipa, fiel de la parroquia Santos Apóstoles Felipe y Santiago El Menor, de 17 años y también en el bus 10, se da por aludido. «Nos estaban esperando con muchas ganas. Los coches nos pitaban cuando llegábamos, la gente salía de sus casas y había voluntarios para guiarnos». Con algo de morro —que es como se entienden españoles e italianos cuando no han estudiado la lengua del otro— locales y visitantes comentaron la experiencia y se distribuyeron «por distintos bares para cenar una pasta muy rica». Después, en una fiesta al aire libre, un DJ «que se las sabía todas» les pinchó música y «todo el mundo estaba saltando y cantando». Hasta medianoche, que al día siguiente debían madrugar para ir a Perugia, después a Asís y finalmente a Roma.
Jóvenes, pero distintas edades
Ramos, que acaba de terminar 1º de Bachillerato y comparte viaje con jóvenes profesionales, considera que «un abanico tan grande de edades hace que florezca la amistad». Los pequeños les prestan su entusiasmo y los mayores su ejemplo «porque han terminado la carrera, están trabajando o tienen un proyecto de familia, que es muy enriquecedor». María Marcos es profesora, tiene 25 años y es feligresa de San Clemente Romano, en Villaverde. Va en el bus de cola, el 31. Aparte de peregrina, es voluntaria de la Delegación de Jóvenes y considera que en un viaje tan largo «se puede vivir mucho la comunión con los otros». Su granito de arena ha consistido en grabar un pódcast junto a otros tres voluntarios para que «en las horas de bus lo puedan ir escuchando». Tiene meditaciones adaptadas a los lugares por los que van pasando, como una sobre la amistad al acercarse a Asís con san Francisco y santa Clara de protagonistas, u otra al llegar a Roma, «centrada en las indulgencias y el sentido del Jubileo».

Preguntada sobre qué frutos esperar del Jubileo de los Jóvenes, opina que «es una semillita que aflora vete a saber cuándo». Reconoce que coordinar los autobuses, alojamientos y dietas «son muchas horas de trabajo, tiempo sin dormir y no siempre sale todo bien». Pero, haciendo balance, destaca que «la relación que hay entre los voluntarios es lo que hace que sigamos adelante. Tenemos claro que esto lo hacemos por Cristo».
Entre los acontecimientos por venir, aparte de la vigilia y la Misa con León XIV, Laura Moreno destaca que el 1 de agosto los jóvenes atravesarán la Puerta Santa de la basílica de San Pablo Extramuros y el arzobispo de Madrid, el cardenal José Cobo, presidirá un encuentro con ellos a las 10:00 horas. «Son de parroquias, congregaciones y movimientos, porque la Delegación de Jóvenes los acoge a todos y cada realidad se une con su plan», invita Moreno. Ese mismo día, a las 18:00 horas, habrá un encuentro de todos los españoles en la basílica de San Pedro. «Después de Tor Vergata, es el evento que espero con más ganas, porque vamos a juntarnos con gente de otras comunidades y los madrileños somos los mejores», bromea Juan Ignacio Ramos.
Por motivos organizativos, las comunidades con participaciones más modestas en el Jubileo de los Jóvenes se unen entre sí y, según Lucía Martínez, «parecemos un único grupo». En su caso, como la parroquia de la Santísima Trinidad y la del Espíritu Santo están próximas entre sí, se desplazan juntos a las actividades y ya han hecho migas. «Nos vimos tan solo el día antes de venir», explica, pero «potencia mucho la experiencia el rodearte de gente que disfruta lo mismo que tú y comparte algo común».
Para sufragarse el viaje, en su parroquia han estado organizando todo el año una iniciativa bautizada como misaperibingos, que consiste en organizar un ágape y una rifa tras la Eucaristía para recaudar fondos. También se han formado en el grupo de jóvenes de la parroquia, por ejemplo, estudiando al detalle la bula que convoca el Jubileo 2025.
Por su parte, Laura Moreno, delegada episcopal de Jóvenes, explica que entre los peregrinos que estos días están viajando juntos a Roma «hay de todo». «Algunos ya participaron en la JMJ de Lisboa y vuelven a reunirse dos años después y otros», especialmente los más jóvenes, «se incorporan ahora por primera vez y aún no han conocido Roma».