Los internos de Soto del Real se apoyan en la Virgen
La normalidad ha vuelto al centro penitenciario tras la pandemia. El cardenal Osoro lo visita por la Merced, patrona de instituciones penitenciarias
«Ayer querían cantar la salve rociera». Paulino Alonso, capellán del centro penitenciario de Soto del Real, se refiere a cómo los internos trataron de demostrar su cariño a la Virgen en la última Misa dominical. «Sí, para ellos es una Madre»; en la cárcel, «la relación con la Virgen siempre es buena». Cuando les habla de Ella, intenta «acercarles a esa mujer humilde, sencilla, que está atenta y entiende la necesidad de cada uno», porque «si ellos le piden, la Madre va a estar ahí». La salve se la cantarán este viernes, 23 de septiembre, en la Misa con la que honrarán a Nuestra Señora de la Merced —con un día de adelanto—, patrona de los presos y de todos los trabajadores de instituciones penitenciaras.
Estará presidida por el cardenal Osoro, una visita que los internos siempre esperan «muy contentos», porque le aprecian y, además, «saben que les quiere». La cercanía del cardenal no se limitará, apunta el capellán, a la parte espiritual; también a la humana, ya que visitará la enfermería y varios módulos para estar con los que no van a Misa. La Iglesia, sostiene el padre Paulino, es «una Iglesia que libera: saca a las gentes a la Eucaristía y se acerca a los que no van». Este trinitario, con 28 años a sus espaldas en el mundo penitenciario, asegura que el momento de la Misa es «el momento de libertad» de los presos. Cuando llegó a Soto, hace 24 años, había una Misa por módulo. Él quiso que los internos pudieran salir y encontrarse y, por eso, ahora se hace conjunta. Cuatro Eucaristías entre el sábado y el domingo a las que acuden entre 250 y 300 internos de los poco más de 1.000 que hay en el centro penitenciario. A la de la Merced lo harán 220 personas.
Sí. Personas, subraya el padre Paulino. «No son números, son personas, y por eso hay que atenderlas. La justicia ya está para que cumplan una condena, pero nosotros, como Iglesia, tenemos que mirar a los internos como personas y, desde ahí, proponerles el mensaje de Jesús de Nazaret y hacerles ver que Dios los quiere». «La sociedad los ve como los ve, pero ¿qué haríamos nosotros en su circunstancia?», se pregunta el sacerdote, haciendo suyo el mismo interrogante manifestado en repetidas ocasiones por el cardenal Osoro y el Papa Francisco.
955 programas llevados a cabo en entornos penitenciarios, según la Memoria 2021 de Pastoral Penitenciaria en España
5.220 personas en celebraciones religiosas
160 capellanes
2.132 voluntarios
La normalidad ha vuelto a la cárcel de Soto. La capellanía, los voluntarios, las ONG, las comunicaciones y el contacto con las familias… Todo se realiza como antes de la pandemia. Los internos, explica el padre Paulino, «se encuentran bien, aunque lo han pasado muy mal porque para ellos [la pandemia] ha sido una doble prisión». Espiritualmente «se sienten confortados» después de haber tenido aquellos primeros meses de 2020 sin las Misas. «Hay que reconocer —explica el capellán— que muchos de ellos necesitan apoyarse en alguien y se apoyan en Dios». Esto a él le estimula: «Cuando ves que el mensaje llega, que la gente te acepta, te respeta… quiere decir que algo hay en ellos y que algo queda», lo que «te lleva a trabajar con más fuerza». «Yo soy feliz aquí», resume.
Camino de Santiago y revista
Ahora se están preparando para realizar el Camino de Santiago y ganar el jubileo, en una peregrinación organizada por Pastoral Penitenciaria de la Conferencia Episcopal. De Soto irán 17 internos, que partirán el día 26 de septiembre desde Sarria. El día 1 de octubre se unirán, ya en la capital compostelana, al resto de internos de España, 110 en total, junto a 90 funcionarios, educadores, voluntarios y capellanes. Además, ultiman el lanzamiento de un magacín trimestral con las noticias de la cárcel.