Los gitanos quieren invitar al Papa a café
Una vez cierre en Hungría el CEI, Francisco visitará Eslovaquia, uno de los hermanos pequeños de Europa central
En los alrededores del centro pastoral de los salesianos en Lunik IX, sumidos estos días en un inusual bullicio, «cada vez que llega algún sacerdote, los niños preguntan si es el Papa», comenta divertido el padre Maros Peciar. Los adultos «nos dicen que les gustaría invitarle a un café o a una cerveza». Una muestra de la ilusión con la que esperan al Pontífice los 4.300 vecinos de esta empobrecida zona de Kosice, la segunda ciudad más importante de Eslovaquia, que Francisco visitará el 14 de septiembre.
Lunik IX se construyó en 1980 para militares, policías y familias romaníes dentro del empeño soviético por obligarlas a asentarse, con una «falta de sensibilidad a su cultura» que con el tiempo contribuyó a la formación de guetos. El que va a visitar Francisco es el más célebre del país. Y allí se instalaron en 2008, a petición del obispo, los salesianos.
Las familias a las que atienden, muchas con cinco y hasta diez hijos, «no tienen agua, calefacción y con frecuencia tampoco electricidad». El pequeño subsidio público que recibe la mayoría o el escaso salario de un trabajo precario (los únicos a los que pueden acceder por su falta de formación) no cubren los gastos, y las deudas se acumulan. Peciar califica de «vergüenza» que «entre el 8 % y el 10 % de la población no esté integrada». Mira a los políticos, pero «también a la Iglesia», para la que «no son la principal prioridad». Por eso se alegra del respaldo del Papa a su labor, y confía en que les lleve palabras de «esperanza».
También de reconciliación con el resto de la sociedad. Por ello, desde el domingo se reza una novena a los beatos gitanos españoles Ceferino Giménez y Emilia Fernández. «Necesitan saber que algunos de los suyos fueron profundamente católicos y que en su momento de mayor dificultad estuvieron dispuestos a defender» con su vida «a sus amigos de la mayoría» paya.
9,7 millones en Hungría, 5,4 en Eslovaquia
39 % y 65,8 %, respectivamente
«No estás solo»
En Budapest (Hungría), primera parada de Francisco el día 12, el Congreso Eucarístico Internacional (CEI) también ha mirado a las periferias, con signos como una comida para 5.000 personas desfavorecidas o la celebración de la primera Misa en una lengua gitana en el país. Al inaugurarlo el domingo, el cardenal Angelo Bagnasco, presidente del Consejo de Conferencias Episcopales de Europa (CCEE), dijo a los que lloran, son perseguidos o no tienen patria que la Eucaristía significa que «no estás solo en un universo hostil». Y en entrevista a la agencia italiana SIR el cardenal Péter Erdö, arzobispo de Budapest, anticipaba que Francisco hablará, además de sobre la Eucaristía, «de la responsabilidad de trabajar para un renacimiento de la Iglesia y de nuestra disponibilidad para dar vida a formas de fraternidad» frente a los desafíos actuales.
Un discurso sobre las implicaciones de la fe que trasciende al del primer ministro húngaro. El calvinista Viktor Orbán, que está previsto que se reúna con Francisco, ha adoptado como causa la defensa de la identidad cristiana de Europa y de los cristianos perseguidos, así como la de la familia y la vida. Pero su postura en cuestiones como la inmigración o la relación con la UE ha hecho que se le identifique con los políticos nacionalistas y populistas que el Santo Padre ha criticado en varias ocasiones.
La Iglesia y los eslovacos
Francisco solo parará unas horas en Budapest, frente a los tres días que pasará a continuación en la vecina Eslovaquia. Más pequeña que Hungría y con menos peso en la escena europea actual, ha estado casi siempre absorbida en territorios mayores, como la Gran Moravia o la Gran Hungría. Pero siempre ha conservado una fuerte identidad católica, unida a la nacional. Martin Kramara, portavoz de la conferencia episcopal, explica que fue el Papa Juan VIII quien en el siglo IX se refirió a ellos «por primera vez como una nación». Y, durante el comunismo, «el Papa era un símbolo de esperanza y un gran guía espiritual».
Después de la caída del bloque comunista y de independizarse de Chequia en 1993, Eslovaquia es una economía «joven y muy competitiva». No solo es parte de la UE sino, a diferencia de su entorno, también de la zona euro. Un mayor bienestar contrasta, para Kramara, con nuevos desafíos para la sociedad como la «secularización», con la irrupción de nuevas cuestiones morales. Otro problema es «la fragmentación de la sociedad o la crisis de la autoridad». Se anhela una «voz de esperanza, de razón y de reconciliación». Por eso, espera que el mensaje del Papa suponga «un momento de unidad importante para todos».
12 de septiembre: Clausura en Budapest del 52º Congreso Eucarístico Internacional. Después, vuelo a Bratislava
13 de septiembre
La mañana de encuentros oficiales y con la Iglesia local contrasta con la visita de la tarde a un hogar para personas sin techo
14 de septiembre: Por la mañana, divina liturgia bizantina en Presov. Por la tarde, encuentro con la comunidad romaní y con los jóvenes en Kosice
15 de septiembre: La Misa en el santuario nacional de Sastin pone fin a la visita a Eslovaquia