Los franciscanos en Tánger reabren una casa en Larache tras tres años de intermitencia
Fray Natale, superior de su comunidad, adelanta que los franciscanos «vamos a ponernos en diálogo» con los locales de esta zona de frontera de Larache
«Esta es una presencia donde ya habíamos estado, pero durante los últimos tres años no pudimos tener estabilidad», cuenta a Alfa y Omega fray Natale. Es italiano, consejero de la Custodia franciscana en Marruecos y guardián —equivalente a superior— de la comunidad de Tánger. Desde el pasado 17 de septiembre un grupo de sus hermanos viven de forma permanente en otro convento en Larache, filial de su fraternidad en Tánger.
La reapertura del convento en esta ciudad marroquí se celebró con una Misa solemne presidida por el arzobispo Emilio Rocha el pasado miércoles, en la festividad de los estigmas de san Francisco. Es una fecha muy importante para la congregación porque, según fray Natale, supone «decir que queremos continuar este camino con una presencia ahí donde la gente estaba acostumbrada a los franciscanos».
Diálogo con los locales
En conversación con este semanario, el guardián de la comunidad de Tánger considera que «con nuestra apertura cada día de la semana y con las celebraciones vamos a poder entrar en contacto con la gente marroquí». Recuerda además que su congregación ha tenido desde 1996 una presencia muy activa en el Centro Cultural Padre Lerchundi, una iniciativa de la archidiócesis de Tánger.
Según su propio sitio web, busca ser «puente entre el Magreb y Europa» y tiene como objetivos «el conocimiento recíproco entre las culturas del área mediterránea», pues las personas de la región «pertenecen a mundos culturales geográficamente próximos pero, al mismo tiempo, lejanos». Según el italiano, desde allí «vamos a considerar cómo ponernos en diálogo con la gente sobre sus inquietudes sociales».

«Ahí se estudia francés, español e inglés», recalca fray Natale. Se muestra convencido de que el espacio «tendrá la posibilidad de mostrar nuestra cercanía y encontrar un diálogo que nace del encuentro de cada día».
La casa nunca estuvo del todo vacía
Según nos explica el franciscano, durante estos últimos tres años su presencia en Larache fue intermitente, pero aun así sus hermanos siempre estuvieron presentes aunque fuera con menor intensidad. Dos hermanos podían estar durante los fines de semana y esporádicamente enviaban a algún otro para permanecer en la casa entresemana.
La comunidad que ha logrado esta presencia fija y permanente en el convento de Larache está compuesta por Jean de Dieu Bazibuhe Musaka, procedente de la República Democrática del Congo y quien es el responsable de la formación de sus hermanos. También Agatino Sicilia, italiano y quien es párroco de Nuestra Señora del Pilar, en el propio pueblo; pero también de la parroquia de San Bartolomé en la ciudad portuaria de Assilah. También se suman el francés Romain Favre y Serge Yoboua, nativo de Costa de Marfil.