Los delitos de odio contra cristianos crecieron en 2022 un 44 % en Europa
El Observatorio de la Intolerancia y la Discriminación contra los Cristianos en Europa alerta de que estos crímenes se deben al aumento de la motivación extremista y de la aceptación social hacia ellos
Los delitos de odio anticristiano en Europa aumentaron en 2022 un 44 %, según revela el Informe Anual 2022/2023 del Observatorio de la Intolerancia y la Discriminación contra los Cristianos en Europa (OIDAC Europe por sus siglas en inglés), presentado el pasado jueves. En concreto, en 2022 se documentaron 748 crímenes de este tipo en 30 países.
Son incluso ligeramente superiores los datos del Informe de Delitos de Odio de la OSCE, hecho público también el 16 de noviembre con motivo del Día Internacional de la Tolerancia. Esta investigación recoge 792 casos en 34 naciones. Después de los judíos, los cristianos son el segundo grupo más atacado. Este aumento «es profundamente preocupante», subrayó la representante de la OSCE para Combatir el Racismo, la Xenofobia, Regina Polak. «Es muy necesario crear conciencia en los gobiernos y en la sociedad sobre este problema y tomar medidas políticas para combatirlo decididamente».
Entre los ataques anticristianos que recoge OIDAC se incluyen pintadas, robos, incendios provocados, profanaciones, insultos a las personas, amenazas y ataques físicos. Especialmente significativo fue el aumento, según OIDAC, de los casos de incendios provocados, que crecieron un 75 %, de 60 a 105.
Una segunda tendencia que se detecta es que hubo más casos «perpetrados por miembros radicalizados de grupos ideológicos, políticos o religiosos que siguen un relato anticristiano». A esta mayor motivación extremista se suma, según la entidad, «una mayor aceptación en la sociedad» de que se ataquen iglesias.
Despedidos por opinar
El informe se hace eco también de los casos de discriminación legal contra los cristianos que defienden la cosmovisión cristiana tradicional. En el último año, varios cristianos perdieron el empleo o fueron suspendidos de él o incluso se enfrentaron a juicios penales por expresar opiniones religiosas no violentas en público. El inglés Ben Dybowski, profesor de un instituto anglicano, fue despedido por afirmar que la vida empieza en la concepción, que el matrimonio es la unión de un hombre y una mujer y mostrarse crítico con algunas enseñanzas del islam.
Su compatriota Joshua Sutcliffe también fue castigado por criticar el matrimonio homosexual y por no referirse a un alumno transexual por el pronombre que él deseaba. Lo mismo le ocurrió a Bernard Randall, capellán de un college de la Universidad de Cambridge, a raíz de una homilía sobre las políticas identitarias de género.
«La criminalización como “discurso de odio” de expresiones de doctrinas religiosas generalizadas —que no inducen a la violencia o el odio— es peligrosa a varios niveles», afirmó Anja Hoffmann, directora ejecutiva de OIDAC. «Estigmatiza convicciones legítimas vinculadas a la conciencia y al mismo tiempo debilita la gravedad de la incitación real al odio. Además, silenciar las voces cristianas en público mina la pluralidad de las sociedades democráticas occidentales y en esencia hace imposible el discurso libre».
Otra de las formas de discriminación religiosa es la aprobación, especialmente en Reino Unido pero no solo, de zonas alrededor de centros abortistas en las cuales no se permite rezar. La también británica Isabel Vaughan-Spruce fue interrogada varias veces por la Policía por rezar sola y en silencio ante una clínica que en ese momento estaba cerrada. El informe cita asimismo la violación de la libertad de los padres para educar a sus hijos conforme a sus propias creencias y la limitación de la objeción de conciencia.
Dentro del aumento de la discriminación por «discursos de odio», esta semana se conoció una pequeña victoria. El pasado martes el Tribunal de Apelación de Helsinki (Finlandia) absolvió a la exministra del Interior y parlamentaria finlandesa Päivi Räsänen de una acusación de este tipo, motivada por una publicación en Twitter (ahora X) donde citaba un pasaje de san Pablo sobre la homosexualidad.
«No hay razón alguna, en virtud de las pruebas aportadas, para valorar el caso de forma diferente a como lo hizo el tribunal de distrito, y por tanto no hay razón para modificar su juicio», asegura la sentencia. La Fiscalía puede recurrir el caso ante el Tribunal Supremo hasta el 15 de junio de 2024. Räsänen se mostró «profundamente aliviada» por el respaldo a la sentencia del tribunal de distrito, «que reconoce el derecho de todos a la libertad de expresión».