Los curas que acompañan a Hakuna
Sacerdotes de toda España se reúnen en Madrid, con la presencia del cardenal Osoro, para compartir sus buenas experiencias y abordar la inserción de Hakuna en las diócesis
Teresa Castello sabía que «la vida es una maravilla» y estaba «muy feliz» pero, aun haciendo cosas que ella se proponía y que eran «sanas y buenas», en el fondo «me faltaba algo». Así que, hace tres años, cuando tenía 19, el sacerdote que la acompañaba espiritualmente le habló de Hakuna, y un día de octubre se presentó con una amiga suya en la hora santa de la parroquia San Josemaría de Aravaca (Madrid). «Aquí hay algo», se dijo Teresa, «una presencia para la cual estoy hecha». Y comenzó a caminar con el grupo hasta que un God stop (un retiro) «me cambió la vida» y supo que «nunca jamás» quería seguir viviendo «sin esta Persona que es Jesucristo».
La veinteañera es una de los 12.000 jóvenes que participan semanalmente en actividades de Hakuna, que actualmente está presente en 50 ciudades de España y en diez países del resto del mundo. Tres años después de aquella primera hora santa, Teresa reconoce que «estar acompañada de personas de tu edad es una gozada», pero también lo es contar con sacerdotes, que van con ellos a los viajes, que los atienden en los retiros, que les llevan a Jesús Eucaristía –Hakuna es eminentemente eucarística–, que les administran los sacramentos… Los sacerdotes «son luz y son necesarios» porque «al final, el centro de todo esto es Cristo», resume.
Esta presencia sacerdotal se abordará en un encuentro, en el que participará el cardenal Carlos Osoro, con sacerdotes que acompañan a grupos de Hakuna en toda España. Será los días 2, 3 y 4 de marzo en el centro Santa María de Los Negrales (Alpedrete) de la Institución Teresiana. Es importante porque sobre todo supondrá un parón para discernir el encaje de los grupos de Hakuna en las parroquias: desde 2017 es asociación privada de fieles, y por tanto no puede hacer nada público si no es insertado en una comunidad parroquial. Lo explica José Castro, párroco de Nuestra Señora del Pilar, en Madrid, que acogió hace casi tres años a uno de los grupos cuando empezaron a desbordar San Josemaría. Antes de la pandemia llegaban a juntarse hasta 400 chicos, tanto que el grupo de matrimonios jóvenes se derivó a Nuestra Señora de la Araucana.
jóvenes participan cada semana en alguna de las actividades de Hakuna, que está ya en 50 ciudades de España y en diez países
Castro está con ellos en las adoraciones de los lunes, exponiendo al Santísimo y confesando, los acompañó a un viaje por la ruta de san Pablo, tiene un representante de Hakuna en el consejo pastoral, ha puesto en marcha un máster prematrimonial para novios impulsado por el grupo y en el catecumenado de adultos cuenta con cinco jóvenes –de los cuales dos han salido de las adoraciones de Hakuna–: tres se van a bautizar en la Vigilia Pascual del Sábado Santo, el 3 de abril, y dos recibirán la Primera Comunión. Todo bajo el paraguas diocesano, porque la Iglesia es una «pluralidad de realidades que el Espíritu suscita, pero tenemos todos una misma misión que compartimos a través del obispo y se hace en comunión con él». Y por tanto, la «referencia eclesial y comunitaria» no la podemos perder, «y eso es la parroquia».
Junto a Castro está también convocado al encuentro Virgilio González Pérez, delegado de Pastoral Juvenil de la diócesis de Valencia y párroco de Santo Ángel Custodio. Coincide en que el trabajo actual de Hakuna es ver cómo incorporarse a la vida parroquial y de la diócesis, porque son grupos «con una dinámica propia, formaciones concretas», que quizá ni siquiera pertenecen territorialmente a la parroquia, pero han de buscar el encaje en ella. En Santo Ángel Custodio se reúne el grupo de profesionales (jóvenes trabajadores) de Hakuna todos los lunes para la hora santa, y además el párroco acompaña al grupo de séniors (matrimonios o jóvenes de más edad). A nivel diocesano «les implicamos mucho». Así, hay un miembro de Hakuna que hace de enlace con la diócesis y forma parte del equipo de la delegación, y en temas de voluntariado los han encauzado hacia Cáritas porque «no hace falta crear una nueva realidad, sino ver cómo incorporarse a una estructura que ya existe».
«Que seamos todos uno»
La realidad de Hakuna hay que «asumirla y cuidarla», asegura el delegado valenciano, sin que «los curas no adueñemos del carisma que ha surgido» porque es laical: hay que «potenciarlo y trabajarlo». Y Castro añade, teniendo en cuenta la fuerza de Hakuna: «Como a todo lo nuevo, hay que acompañar y ayudar a discernir para que vayan encontrando su modo de encaje con toda la Iglesia». Esto último Teresa lo tiene claro –«la idea es siempre estar al servicio de una parroquia»– y los jóvenes de Hakuna ya lo perfilaron con su videoclip Forofos, en el que ponen en valor los distintos carismas de la Iglesia con un estribillo revelador: «Que seamos todos uno como el Padre y tú sois uno; todos forofos de todos, que nos queramos siempre más»…