Los cubanos reclaman salud y libertad - Alfa y Omega

Los cubanos reclaman salud y libertad

La comunidad internacional debe ayudar a Cuba a afrontar la pandemia y exigir cambios reales en favor del pueblo

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«En estos días de hospitalización, he experimentado una vez más lo importante que es un buen servicio sanitario, accesible a todos, como el que hay en Italia y en otros países». Son palabras del Papa Francisco el pasado domingo en el ángelus desde el hospital Gemelli, durante su recuperación de una intervención de colon. Poco después de que el Pontífice incidiera en que la atención sanitaria es un «bien precioso» que «sirve a todos» y «requiere la contribución de todos», miles de cubanos salían a las calles de la isla para protestar contra la grave crisis sanitaria, que se suma a una profunda crisis económica y a la falta de libertades.

Mientras los contagios por coronavirus están en máximos, faltan alimentos y medicinas, se discute la efectividad de la cacareada vacuna Abdala y se producen cortes de electricidad, se extienden los gritos de «¡libertad!» y «patria y vida» en unas manifestaciones multitudinarias que no se recordaban desde el Maleconazo de 1994. La respuesta del presidente, Miguel Díaz-Canel, fue tildar las protestas de intento de «desacreditar al Gobierno y la revolución», y reprimirlas con dureza. De hecho, según ha denunciado la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, se está usando la fuerza y se están produciendo «detenciones y agresiones a manifestantes y periodistas».

En este contexto, la comunidad internacional debe ayudar al país a afrontar la pandemia y, al mismo tiempo, exigir cambios reales en favor del pueblo cubano. Además de la atención social y sanitaria, como resalta la Conferencia Cubana de Religiosos y Religiosas en una reciente carta a las autoridades de Camagüey, entre las medidas son ineludibles la «efectiva y real liberación de las fuerzas productivas» y dar «la posibilidad de que las personas opinen, den sugerencias, expresen libremente lo que piensan, sienten y desean», garantizando siempre «el respeto a su integridad y dignidad humana». No hay otra medicina para Cuba.