Los cristianos armenios de Jerusalén aseguran vivir «la amenaza más grave de su historia»
Una polémica cesión de terrenos del Patriarcado a un empresario judío podría hacer desaparecer buena parte del barrio armenio
El Patriarcado armenio de Jerusalén teme por la existencia de los cristianos armenios en la Ciudad Santa. Un intrincado asunto, que implica unos terrenos del Patriarcado, podría suponer la desaparición del 25 % del barrio armenio. El terreno en liza es el conocido como Goverou Bardez o Cows’ Garden, en la Ciudad Vieja, que algunos representantes del Patriarcado armenio —ya apartados— habrían alquilado por 99 años a un promotor inmobiliario judío llamado Danny Rothman. El empresario pretende edificar allí un aparcamiento y un hotel de lujo.
La situación se ha complicado en los últimos días porque el arrendatario ha comenzado con las obras entre protestas de los armenios de la ciudad, que intentaron impedir el paso de las primeras excavadoras. Los cristianos armenios se han organizado en un movimiento llamado Save the Armenian Quarter. Están promoviendo varias acciones online como la recaudación de fondos para pagar una adecuada defensa legal con el fin de suspender los efectos del contrato.
Por su parte, el Patriarcado armenio ha declarado nulo el acuerdo por ser «un contrato viciado por una falsa representación, una influencia indebida y unos beneficios ilegales», asegura la institución en un comunicado. Sin embargo, ya se ha levantado parte del asfalto sin que los responsables, la Policía o el Ayuntamiento hayan presentado ningún permiso, denuncia el Patriarcado, que al mismo tiempo señala que la actuación de la Policía se ha limitado a echar de la zona a los manifestantes armenios. Además indican que, lejos de responder por vías legales a la petición del Patriarcado de cancelar el contrato, el promotor ha ignorado la autoridad del Patriarcado y ha optado por «la provocación y la agresión, la destrucción de propiedades, el uso de agitadores armados y otras formas de acoso». El Patriarcado afirma que esta es «probablemente la mayor amenaza en sus 16 siglos de historia» y, por ello, llaman al resto de comunidades cristianas a apoyar a los armenios en estas horas ya que «este es otro intento de dificultar la presencia cristiana en Jerusalén y Tierra Santa».
Apoyo de todas las comunidades cristianas de Jerusalén
Los Patriarcas y Jefes de las Iglesias de Jerusalén han escuchado esta petición de ayuda de los armenios y, en un comunicado, han expresado su preocupación por que «estos acontecimientos pongan en peligro la presencia armenia en Jerusalén, ya que sientan un precedente para situaciones similares». Condenan el uso de la violencia y la intimidación contra los manifestantes cristianos por parte de los promotores de la obra a cuyos matones, además, se unieron algunos radicales judíos. «Las provocaciones que están utilizando los supuestos promotores con tácticas incendiarias amenazan con borrar la presencia armenia de la zona, debilitando y poniendo en peligro la presencia cristiana en Tierra Santa», alertan los Patriarcas y Jefes de las Iglesias.
Por eso, comparten la decisión del Patriarcado armenio «de emprender las acciones legales oportunas para cancelar esta operación» y hacen un llamamiento a las autoridades competentes para que tomen cartas en el asunto. «Estamos convencidos de que asuntos de esta naturaleza deben abordarse únicamente mediante vías legales para evitar cualquier escalada y violencia», concluye el comunicado.
Implicación del patriarca
El contrato de cesión fue firmado en 2021 por el sacerdote Baret Yeretzian, encargado de los bienes inmuebles del Patriarcado armenio de Jerusalén, pero el asunto estalló definitivamente antes de este verano cuando el Patriarcado expulsó a Yeretzian de sus funciones y después del sacerdocio. En la operación de los terrenos también estaba implicado el arzobispo Sevan Gharibian y el patriarca de la Iglesia ortodoxa armenia en Jerusalén, Nourhan Manougian. Precisamente por este escándalo, en mayo, Jordania y Palestina suspendieron su reconocimiento a Manougian como patriarca de esta Iglesia, ya que había dispuesto de los terrenos del barrio armenio sin haber consultado con el Sínodo de la Iglesia armenia ni con la Asamblea General de la Hermandad Armenia de Santiago en Jerusalén. Jordania y Palestina consideran que las acciones de Manougian vulneraron las resoluciones internacionales destinadas a preservar el statu quo de Jerusalén y salvaguardar la presencia armenia en la Ciudad Santa, que data del siglo IV.