«Los católicos estamos absolutamente obligados a objetar al aborto y la eutanasia»
La Conferencia Episcopal publica una nota doctrinal sobre la objeción de conciencia en la que recuerda que los políticos católicos no pueden promover ni apoyar propuestas legislativas que vayan contra la vida
Ante el avance de leyes como la del aborto –está pendiente una nueva reforma que la amplíe– y de la eutanasia, la Conferencia Episcopal Española (CEE) ha publicado este viernes, día en que la Iglesia celebra la Jornada por la Vida, una nota doctrinal sobre la objeción de conciencia en la que recuerda que «los católicos estamos absolutamente obligados a objetar en todas aquellas acciones que, estando aprobadas por leyes, tengan como consecuencia la eliminación de la vida en su comienzo o en su término: el aborto y la eutanasia».
El texto, titulado Para la libertad nos ha liberado Cristo y aprobado hace dos semanas por la Comisión Permanente de la CEE, recuerda que leyes de este tipo establecen «una grave y precisa obligación de oponerse a ellas mediante la objeción de conciencia». Y añade que, aunque no todas las formas de colaboración contribuyen a la realización de actos moralmente ilícitos, sí recomiendan evitar las acciones que puedan inducir a pensar que se están aprobando.
Además, ante los intentos de limitar el ejercicio de la objeción de conciencia, recuerda que «el Estado no puede restringirlo o minimizarlo con el pretexto de garantizar el acceso de las personas a ciertas prácticas reconocidas legalmente». Y continúa: «Una justa regulación de la objeción de conciencia exige que se garantice que aquellos que recurren a ella no serán objeto de discriminación social o laboral». Así, critica que se haya creado un registro de objetores, pues «atenta contra el derecho de todo ciudadano a no ser obligado a declarar sobre sus propias convicciones religiosas o ideológicas».
En concreto, el documento se refiere a los católicos con responsabilidades en instituciones del Estado, «con frecuencia sometidos a conflictos de conciencia». Dice lo siguiente: «Puesto que el deber más importante de una sociedad es el de cuidar a la persona humana, no pueden promover positivamente leyes que cuestionen el valor de la vida humana, ni apoyar con su voto propuestas que hayan sido presentadas por otros».
También institucional
Por otra parte, defiende que algunas instituciones puedan oponerse como tales a las legislaciones que atentan contra la vida. De hecho, considera «legítima» la objeción de conciencia institucional contra aquello que contradice el ideario de la entidad. Esta circunstancia afecta especialmente a las instituciones sanitarias católicas, a las que anima «a no plegarse a las fuertes presiones políticas y económicas que les inducen a aceptar la práctica del aborto o de la eutanasia».
Al igual que en el aborto y la eutanasia, el documento pide que se rechacen «antropologías contrarias a la visión cristiana del hombre, de la sexualidad, del matrimonio y de la familia». «El deber de los cristianos de respetar la dignidad de cualquier ser humano no implica la asunción de principios antropológicos contrarios a la visión cristiana del hombre. Los católicos tienen el deber de oponerse a la imposición de estas ideologías», recoge la nota, que se refiere, en concreto, al derecho de los padres a educar a sus hijos según sus convicciones.