Almorzar con el Papa no te pasa todos los días. Durante la JMJ, Benedicto XVI comerá con 12 jóvenes: 2 por cada continente, más dos del país anfitrión. Si preguntáramos a quién gustaría compartir mesa y mantel con el Santo Padre, creo que obtendríamos una respuesta unánime: ¡Claro que sí!Poder preguntar al representante de Cristo en la tierra cualquier cosa, pedirle que rece por un tema personal o simplemente sonreírle es para cualquiera un privilegio inmerecido.
¿Pero cómo elegir a estos 12 jóvenes de entre un millón? El Comité eligió echarlo a suertes entre los voluntarios internacionales de la JMJ, que desde hace muchos meses colaboran en una parte de la locura que es organizar esta gran fiesta de fe.
Las caras de ilusión no se hicieron esperar, y ya tienen nombre.
De Asia, son Gia Huang, informático de Vietnam, que se encarga de la parte técnica de la web, y Ya-Chen, de Taiwán, que traduce las noticias al chino. De América, el ecuatoriano Juan Carlos, que desde hace más de un año ayuda en protocolo; y Michelle, de Estados Unidos, que colabora en el departamento de voluntarios. De África, serán Sylvie, del Congo, aquella chica que ya en mayo de 2010 animaba en un spota hacerse voluntario; y Aloys, seminarista de Burundi. De Europa, Eva Janosikova, de Eslovaquia, community manager de Facebook; y Olivier, de Francia, que llegó en septiembre para trabajar en Comunicación, y el departamento de Cultura lo robó sin muchos escrúpulos. Y de España, una cartagenera y un madrileño en silla de ruedas que representará a los jóvenes con discapacidad.
(No, no me he olvidado de Oceanía; pero como no teníamos voluntarios de menos de 30 años, se ha elegido a una de Australia y a otro de Nueva Zelanda, que nos han sugerido sus obispos).
No sé si hemos acertado o no al utilizar este método, y mucho me temo que no lo sabremos nunca. Es difícil criticarlo, porque si lo usaron los Apóstoles para elegir a san Matías, por algo será. Pero también es cierto que no se ha vuelto a emplear…
La más importante invitación la envió Benedicto XVI a todos los jóvenes del mundo, de todo tipo y condición: «A los que comparten nuestra fe, a los que vacilan, dudan o no creen». Ésa es la verdadera invitación VIP para encontrarse con el mismo Cristo, a través de la Eucaristía (en la Adoración, en la Comunión); y en la Confesión, que nos brinda la oportunidad de poner el cuentakilómetros del alma a cero. Así que si encuentras a tu alrededor algún joven que todavía no ha recibido esta invitación, ¡házsela llegar!
Yago de la Cierva es Director de Comunicación de la JMJ