Durante mucho tiempo ha sido habitual entender la historia como la mera narración de un conjunto de hechos. Encontrar y publicar el documento inédito, presentar lo sucedido con una objetividad incuestionable o narrar lo acontecido con una precisión milimétrica eran las condiciones que determinaban si una narración histórica era solvente o no.
La narración histórica, guste o no, siempre es subjetiva. Primero, porque quien narra lo hace desde su subjetividad, aunque sea un investigador honrado y veraz. Y, segundo, porque al contar los hechos, el historiador lo hace desde sus conocimientos y también desde su experiencia personal.
Todo lo anterior no es una mera introducción al libro que estamos reseñando, sino una constatación y una advertencia al lector para que no pida a Peter Heather, autor de esta extensa historia del cristianismo, lo que no puede dar. Sin embargo, sí me parece importante añadir que el profesor Heather es honrado desde el inicio. Deja claros cuáles son los presupuestos de los que parte y que intenta demostrar a lo largo de las más de 1.000 páginas de este libro.
En primer lugar, considera que lo que llama «cristianismo oficial» fue puesto en cuestión a lo largo de los siglos, lo que conllevó que no siempre fuera preponderante o que tuviera competidores. En segundo lugar, afirma que esta religión tuvo una «camaleónica capacidad de adaptación», lo que conlleva una discontinuidad entre el cristianismo de una época y el de otra. Y, en tercer lugar, el autor se cuestiona por qué en determinadas épocas hubo una fuerte adhesión a él mientras que en otras, por ejemplo la actual, una gran mayoría de la población decide no afiliarse a esta religión.
Así pues, teniendo en cuenta lo anterior, ¿cuál es la línea de investigación que recorre esta historia del cristianismo? Peter Heather da «todo el peso que les corresponde a los elementos contingentes del cristianismo, a su casi ilimitada capacidad de reinventarse a sí mismo». Esto nos permite sacar dos conclusiones sobre este libro. La primera, efectivamente —como el mismo autor reconoce—, que en el cristianismo hay muchos aspectos coyunturales propios de la época en la que se desarrolla. Conocer esto es fundamental para no convertir lo accidental en sustancial y viceversa. La segunda conclusión es que Peter Heather comienza esta historia con la conversión de Constantino; y aquí se equivoca. Si queremos entender el porqué del triunfo del cristianismo, tenemos que recordar que se comienza a ser cristiano, como decía Benedicto XVI, «por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva».
Peter Heather
Crítica
2024
1.008
29,90 €
