Lo más actual, la Cruz - Alfa y Omega

Siempre me sorprendió que la Jornada Mundial estuviera unida a la Semana Santa. En 1985, yo era un estudiante de doctorado en Roma, y Juan Pablo II invitó a los jóvenes de la ciudad a celebrar juntos el Domingo de Ramos. Me apunté enseguida. Pero para mí era un encuentro más de los que habíamos tenido con el Papa: desde hacía años, el Papa nos convocaba dos veces al año para una Misa con los universitarios de Roma. Por eso, no noté la diferencia. El Domingo de Ramos de hace 25 años fue distinto. Al final de la Misa, el Papa nos hizo entrega solemne de una cruz de madera, grande y recia, sin un solo adorno más que los dos largueros, para que fuera la cruz de los jóvenes, nuestra cruz. No lo había hecho en ninguna de las ocasiones anteriores, y que yo recuerde no lo volvió a hacer hasta casi veinte años después, cuando regaló una copia del icono Salus Populi Romani, una antigua imagen de la Virgen venerada en Santa María la Mayor, para que junto a la cruz estuviera siempre la Virgen, como en el Calvario.

Luego nos contaron que el más joven de los capellanes universitarios de Roma, en una comida con el Papa (Juan Pablo II tenía la costumbre de invitar a almorzar a los organizadores de un acto, unos días antes, para saber cómo sería, y después para que le contaran qué había pasado desde la base), en un silencio en la conversación, le dijo al Papa: «Sería fantástico que se repitiera…». El Papa, con un entusiasmo que hacía ver que lo tenía en la cabeza, pero quería que lo propusiera otro, dijo casi gritando: «¡Eso pienso yo!». Y así comenzaron las JMJ.

Pero la coincidencia entre jóvenes y Cruz seguía siendo para mí mera casualidad: pensaba que la fecha se había escogido porque coincide con vacaciones en muchos países, y era fácil congregar a muchos jóvenes en Roma o en otros ciudades.

Desde entonces, los mensajes de Juan Pablo II y de Benedicto XVI a los jóvenes hablan siempre de la Cruz y de la vocación. No hay cristianismo sin Cruz, Dios nos quiere felices en un camino concreto, que tiene Cruz, pero le tenemos a Él. Cada vez con un matiz distinto, con unas peculiaridades diversas. Este año, por ejemplo, Benedicto XVI les ha dicho a los jóvenes: «No temáis cuando seguir a Cristo comporte incomprensiones y ofensas». Nada más actual en la vida del Papa, y por eso se lo recomienda, puesto que, en el ambiente actual de tantas sociedades, vivir como cristianos no es popular, hay que ser valiente y hacerse fuerza. He tardado sólo25 años en darme cuenta en que la cruz es lo más actual del Cristianismo, lo más necesario para los jóvenes. Pero nunca es tarde si la dicha es buena.

Yago de la Cierva es Director de Comunicación de la JMJ