Lluvia de millones para paliar la crisis laboral por la COVID-19
Ana Duarte y su familia se quedaron a cero durante el confinamiento. Pero ahora está a punto de empezar a trabajar en un supermercado gracias a las ayudas que el Fondo Social Europeo ha otorgado a Cáritas Española para sus programas de empleo
Ana Duarte está a punto de conseguirlo. Un puesto en los supermercados DIA. Será su primer contrato desde que está en España. El viernes 5 de febrero fue a recoger su título de Auxiliar de Comercio a la sede de Cáritas Getafe. Allí coincidió con el vicepresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio Aguado, que estaba visitando las instalaciones y «me preguntó qué había estudiado. También me deseó suerte con la búsqueda de empleo», recuerda. Pero más que en la suerte, Ana confía en su trabajo bien hecho. Lo pudo demostrar durante las prácticas que forman parte del curso. Ella las realizó en Madrid, en uno de los supermercados del grupo, y sus jefes quedaron encantados. «Ahora solo falta que me llamen», dice esta venezolana, que se encuentra afincada en España desde 2017. «En mi país la situación se puso muy mal y nos vinimos aquí aprovechando que mi marido es español».
Si llega el contrato, será un gran desahogo familiar. Ana tiene tres hijos y su marido es autónomo, uno de los colectivos más golpeados por la crisis económica provocada por la COVID-19. De hecho, en los peores momentos de la pandemia 1,4 millones de autónomos –casi la mitad del colectivo– tuvieron que recibir una prestación especial por cese de actividad, aunque en muchos casos llegó tarde. «Mi marido se dedica a hacer reformas, y también pinta, pero claro, durante el confinamiento no podíamos salir de casa y los ingresos no entraban. Estábamos a cero», detalla Duarte. En estas circunstancias, el hambre de la que huían en Venezuela volvía a acechar. Es más, hubiera sido una realidad si no llega a ser por Cáritas, entidad que conoció gracias a un cuñado que también recibía ayuda. «Si no es por ellos, no habríamos podido comer. Estoy muy agradecida», concluye.
Mohcine y las bicicletas
Mohcine Benslimane también lleva el mismo tiempo que Ana en España, pero él, sin embargo, llegó procedente de Marruecos y lo hizo siendo menor, así que directamente «me llevaron a un centro de menores», asegura. Al cumplir los 18 dejó de estar tutelado por la Administración y fue acogido en un centro de Cáritas Gerona ubicado en una antigua masía. Poco después, ingresó en el programa de formación profesional de la entidad, concretamente en el curso Formación en Alternancia. «Los jóvenes se encuentran en una situación de vulnerabilidad grave y aquí les enseñamos las competencias básicas, como lengua, matemáticas o idiomas», y «formación técnica y profesional en montaje industrial de bicicletas» para ayudarlos en su inserción laboral, explica Paula Cuevas, una de las profesoras del curso.
Pero si Ana y Mohcine ven cada vez más cerca la posibilidad real de encontrar un empleo en España es gracias a todos los recursos que Cáritas dedica a los programas de empleo –45 millones de euros en el año 2019 según el último informe de la entidad– y, en este caso, también al Programa Operativo de Inclusión Social y Economía Social (POISES) y al Fondo Social Europeo.
Precisamente, hace una semana la entidad caritativa de la Iglesia anunciaba la adjudicación de casi 13 millones de euros, provenientes del POISES y cofinanciados por el Fondo Social Europeo, para apoyar a más de 400 proyectos de inserción y formación sociolaboral como los que han cursado Ana y Mohcine en 57 Cáritas diocesanas. «En total, esto nos va a permitir acompañar a unas 8.000 personas a lo largo de este año», asegura Mar de Santiago, portavoz del Equipo de Economía Solidaria de Cáritas Española.
El doble de fondos
En realidad, la institución había pedido más dinero, pero hay otras entidades que también se han presentado a esta convocatoria de subvención pública, y los fondos se reparten entre todos. En cualquier caso, Cáritas Española ha recibido prácticamente el doble que en la anterior convocatoria. De Santiago descarta que este incremento se deba al aumento proporcional de personas que han necesitado de la ayuda de la entidad debido a la crisis actual, sino «a la mejor puntuación que han conseguido el programa de empleo de Cáritas en la resolución de la convocatoria oficial». Sin embargo, la portavoz sí reconoce un «aumento de las personas a las que ayudamos», hasta el punto de que «hay algunas Cáritas que están desbordadas».
Ante esta situación, Mar de Santiago advierte que España ha dado un paso atrás. «Vamos a retroceder a niveles de la crisis de 2008», subraya. Aunque «en Cáritas siempre miramos al futuro con esperanza». En este sentido, concluye, «no solo trabajamos con los más vulnerables, sino que también tratamos de sensibilizar a toda la sociedad de lo que está ocurriendo». Además, «nuestro departamento de incidencia trabaja con los distintos gobiernos para intentar mejorar las políticas públicas».