Sabemos educar, tenemos una larga experiencia; queremos seguir comprometidos en esa tarea y que se fortalezca el espacio necesario de libertad para hacerlo. El núcleo central del Congreso ha sido la libertad de enseñanza reconocida en la Constitución, pero cuestionada en algunos ámbitos en los que resurgen propuestas estatalizadoras, con la consiguiente amenaza para los conciertos.
Nuestra escuela juega en la sociedad un papel fundamental. Además de su orientación católica, aporta libertad, equidad y calidad a través de los proyectos de nuestras instituciones, que nacieron para afrontar los retos de su época: la creatividad la llevamos en los genes. En nuestra historia ha habido, como en toda obra humana, luces y sombras; pero hemos estado siempre dispuestos a aprender y cambiar. Mirando el presente y el futuro hemos reflexionado sobre la libertad de enseñanza con argumentos que animen a todos a apostar por ella como pilar de la democracia. Libertad e igualdad de oportunidades son valores para la escuela concertada y para todo el sistema educativo, que deben quedar garantizados por los poderes públicos con su apoyo económico. La escuela católica está comprometida con proyectos abiertos a todos.
Hemos visto razones, reflejadas en la legislación, que vienen de la demanda social. Pero hay otras. Nos lo han recordado quienes saben de superación, de esfuerzo, de motivación… Hemos visto que no es posible la creatividad sin un espacio interior de libertad; que al educar los sentimientos ayudamos a los jóvenes a construir su biografía, y que una educación inclusiva y de calidad contribuye al desarrollo personal y social. Se nos ha recordado que las nuevas tecnologías son un medio para educar y evangelizar. Hemos manifestado que la gratuidad en la enseñanza es esencial para la equidad, y que la educación lleva al compromiso social.
Hemos presentado abiertamente nuestra visión evangélica de la persona y del mundo con propuestas que potencian el desarrollo de la persona en su integridad y que invitan sin imponer. La escuela católica es creativa, innovadora, participativa, comprometida, plural, abierta a todos. Y para seguir siéndolo precisa de libertad de enseñanza.