León XIV pide a la Virgen de Guadalupe que proteja a los jóvenes de la droga y las pistolas

León XIV ha presidido en la tarde de este viernes la Misa por la festividad de Nuestra Señora de Guadalupe —patrona de las Américas— en la basílica de San Pedro. En su homilía, ha recordado que, en medio de «conflictos que no cesan, injusticias y dolores que buscan alivio», el mensaje guadalupano vuelve a resonar. Es un mensaje bien consabido y que ya le dijo la Virgen al indígena Juan Diego: «¿Acaso no estoy yo aquí que soy tu madre?». Según el Papa, esta frase encierra «la promesa de la fidelidad divina» y la certeza de una presencia que acompaña «cuando la vida se vuelve insoportable».

«El invierno se convierte en tiempo de rosas»

León XIV ha centrado buena parte de su homilía en la maternidad espiritual de María y ha subrayado que quien escucha «yo soy tu madre» se reconoce como hijo. Y ha propuesto una sencillísima plegaria para todos los fieles que necesitan consejo: «Madre, ¿qué debemos hacer para ser los hijos que tu corazón desea?». Una duda, que en el fondo, ya resolvió la madre de Cristo en las bodas de Caná cuando dijo: «Haced lo que Él os diga».

El Papa también le ha pedido ayuda a la Virgen fuerzas para todos los cristianos con una oración sin artificios que dice; «Sí, Madre, queremos ser auténticos hijos tuyos: dinos cómo avanzar en la fe cuando las fuerzas decaen y crecen las sombras. Haznos comprender que contigo, incluso el invierno se convierte en tiempo de rosas». Y después, haciendo hincapié en esa condición de patrona de las Américas que tiene Nuestra Señora de Guadalupe, ha pedido por sus países, sus responsables políticos, los jóvenes, quienes se han alejado de las fe y por sus familias.

Un Papa americano por partida doble

Este Pontífice doblemente americano por estadounidense y peruano ha pedido a María su intercesión para «no dividir el mundo en bandos irreconciliables», impedir que «el odio marque su historia» y no permitir que «la mentira escriba su memoria». Igualmente le ha solicitado que recuerde a los gobernantes que el poder debe ejercerse «como servicio y no como dominio». Y ha ampliado su ruego a que los instruya en el «deber de custodiar la dignidad de cada persona en todas las fases de su vida».

León XIV se ha dirigido asimismo a los jóvenes congregados en la basílica de San Pedro encargándoles que «obtengáis de Cristo la fuerza para elegir el bien» y mantenerse firmes «aunque el mundo os empuje en otra dirección». Finalmente, bajando a lo más concreto y escabroso, le ha pedido a la Virgen que los libre «de las amenazas del crimen, de las adicciones y del peligro de una vida sin sentido».