Las personas sin hogar entran en el diccionario - Alfa y Omega

Las personas sin hogar entran en el diccionario

Sinhogarismo entra en la RAE y en Cataluña varias entidades impulsan una ley por los derechos de las personas sin hogar que propone la creación de centros obligatorios

José Calderero de Aldecoa
Acto de presentación del manifiesto en apoyo de la ley de las personas sin hogar
Acto de presentación del manifiesto en apoyo de la ley de las personas sin hogar. Foto: xxx.

Existe un recurso archiutilizado por quienes se dedican al noble arte de escribir. Consiste en comenzar un artículo exponiendo la definición que recoge el Diccionario de la lengua española de un término sobre el que se va a profundizar. En este caso, sería algo así: el sinhogarismo es la «circunstancia de la persona que carece de hogar donde vivir y, generalmente, de cualquier medio de vida». Pero si este artículo se hubiera escrito hace tan solo dos semanas no podríamos haber recurrido a esta manida técnica, porque el término se incluyó el pasado martes 28 de noviembre en el diccionario de la RAE.

Para Jaume Castro, responsable de la Comunidad de Sant’Egidio en Barcelona, las personas sin hogar «son las grandes olvidadas de nuestra sociedad». Es por ello que la inclusión del término «se trata de una buena noticia», subraya, porque «cuando se da nombre a algo, se visibiliza».

La invisibilidad habitual de este grupo contrasta con el trato que le dispensa desde Sant’Egidio, que hace años acuñaron el término «amigos de la calle». «Como ocurre en cualquier relación de amistad, en el diálogo surgen muchas preguntas». Concretamente, las suyas «son del tipo: “¿Dónde hay un lugar para dormir bajo techo?” o “¿dónde puedo comer hoy?”». Preguntas que desde la entidad católica respondieron en 2013 con la creación en Barcelona del comedor Casa de la Solidaridad. A lo largo de estos años, ha servido cerca de 120.000 comidas calientes a «amigos» de más de 81 nacionalidades, con la colaboración de unos 600 voluntarios.

Comedor de la Casa Solidaridad de la Comunidad de Sant'Egidio
Comedor de la Casa Solidaridad de la Comunidad de Sant’Egidio. Foto: Sant’Egidio.

Uno de aquellos voluntarios fue Antoni Milian, catedrático de Derecho Administrativo de la Universidad Autónoma de Barcelona, que hace un año impulsó una ley por los derechos de las personas sin hogar junto a la propia Sant’Egidio y a otras cuatro entidades que trabajan con este colectivo: San Juan de Dios, Fundación Arrels, Cáritas Cataluña y el Centro de Acogida Assís. La propuesta se presentó y admitió a trámite en el Parlamento de Cataluña en enero de 2022 y actualmente se encuentra en el trámite de introducción de enmiendas. Recientemente, ha recibido el apoyo de seis colegios profesionales de distintos ámbitos —abogados, psicólogos, pedagogos, educadores, médicos y también el Colegio de Periodistas de Cataluña—. El pasado 7 de noviembre firmaron un manifiesto conjunto en el que piden que no se obvien sus derechos, abogan por la eliminación del sinhogarismo e instan a la aprobación inmediata de la Ley de Medidas Transitorias y Urgentes para Hacer Frente y Erradicar el Sinhogarismo, nombre oficial de la propuesta de Sant’Egidio.

De aprobarse, esta organización calcula que podría beneficiar a unas 18.000 personas en los próximos cinco años. «Y eso solo en un primer momento, porque ya hemos hablado con otras sedes de Sant’Egido en España y en Italia interesadas en que sus parlamentos autonómicos pudieran aprobar una norma similar», confiesa Castro. Su sueño es que la medida pudiese implementarse a nivel nacional.

Acceso a los servicios sociales

La ley, «que no es una ley de vivienda pero va dirigida a quienes no tienen una», introduce el concepto de «espacio residencial digno». La idea sería que todos los ayuntamientos, a partir de un número mínimo de habitantes, tengan que estar obligados a contar con un centro de acogida donde se pueda responder a las necesidades más básicas de quien carece de vivienda. «Se trata de establecer un mínimo común para garantizar a todos los ciudadanos unas prestaciones que garanticen un techo y una vida digna y sostenible», apunta Castro.

Por otro lado, la norma también busca garantizar el acceso al sistema público de servicios sociales y a la atención sanitaria, promover el ejercicio del derecho a las prestaciones sociales y asegurar el empadronamiento de este colectivo. «Nuestra intención es que, además, se asegure una serie de servicios menores pero fundamentales, como tener un título de transporte o el hecho de poder utilizar los servicios de consigna, lavandería y ducha», detalla el responsable de Sant’Egidio. Habla, por último, de la importancia de prohibir que los municipios tipifiquen como infracción la práctica de la mendicidad.

Claves de la ley
  • «La fuerza de un país, su riqueza y su invulnerabilidad se consolidan cuando se enfrentan los problemas de los más pobres. Creemos que esta ley es imprescindible y decisiva para las personas sin hogar, pero también para todos».
  • «Nos ofrecemos a construir redes de proximidad, de vecindad, de simpatía y de solidaridad que ayuden a la integración de personas sin hogar».