Mujeres españolas cuentan los entresijos del Sínodo: «No he tenido sensación de estar de prestado»
Las españolas Cristina Inogés, Xiskya Valladares, María Luisa Berzosa y Eva Fernández han reflexionado sobre su experiencia
«Ha habido muchas mujeres a lo largo de la historia que han querido abrir una puerta que no se podía. Demos gracias a Dios de que ahora hay una persona que tiene la sensibilidad suficiente para quitar el cerrojo y dejarnos entrar», ha dicho sobre el Papa la teóloga Cristina Inogés durante el evento Ellas, con voz y voto en el Sínodo organizado por embajada de España ante la Santa Sede el 23 de octubre.
En una mesa redonda moderada por José Beltrán, director de Vida Nueva, las cuatro españolas participantes en la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo sobre Sinodalidad han compartido los detalles sobre los trabajos de las últimas cuatro semanas y qué suponen para ellas. Aparte de Inogés, también han participado Xiskya Valladares, religiosa de la Pureza de María, Eva Fernández, coordinadora del Foro Internacional de Acción Católica, y la jesuitina María Luisa Berzosa, consultora de la Secretaría General del Sínodo de los Obispos.
La teóloga zaragozana ha recalcado que «si hemos llegado (al Sínodo) ha sido porque los hombres han querido que llegáramos». «Donde no quieren que lleguemos, no vamos a llegar», ha denunciado. Y ha invitado a los hombres a «que se contagie la actitud de Francisco, que se tenga la sensibilidad de corazón de ir abriendo puertas».
Cristina Inogés ha también contado que «este es el primer Sínodo en el que participo». Forma parte de la asamblea por designación directa del Papa «como tantos otros sacerdotes, obispos y cardenales». «No solo hemos sido nombradas a dedo las cinco mujeres que tenemos voz y voto», ha recalcado. Y ha aclarado que «no he tenido para nada esa sensación de estar de más, ni de prestado ni como adorno».
«Hay muchas personas heridas por la Iglesia»
Xiskya Valladares, quien da testimonio de su fe a través de las redes sociales y en febrero se implicó e la organización del Sínodo digital, ha revelado que entre sus 250.0000 participantes había muchas «personas alejadas y heridas por la Iglesia». Ha explicado que, aunque un gran número de ellas «sienten tener una experiencia de Dios, no se sienten parte por algún motivo». Principalmente: «visiones discrepantes» con otros fieles o «problemas personales con alguien de Iglesia».
La religiosa de origen nicaragüense ha revelado que al inicio de la asamblea le imponía compartir los círculos menores con los cardenales, pero muy rápidamente surgió «un ambiente muy bonito de comunión, de libertad y de diversidad a la vez». «Se puede pensar distinto pero sentirte en comunión y esa es la sensación más bonita que he podido experimentar», ha asegurado.
Valladares ha lamentado que dentro de la Iglesia «sigue existiendo» la discriminación. «Pero gracias a Dios, cada vez menos», ha matizado. Y se ha mostrado esperanzada de que «el Sínodo en este sentido va a ayudar bastante» porque «todos tenemos muy claro que tenemos la misma dignidad bautismal».
«Si no nos abren la puerta entramos por una rendija»
La hija de Jesús, María Luisa Berzosa, quien es facilitadora y no tiene derecho a voto en la reunión porque su rol es repartir juego y controlar tiempos, ha confesado que «me ha supuesto trabajo callarme, porque muchas veces tenía ganas de decir cosas, pero esa no es mi misión».
Berzosa ha celebrado que en la asamblea «todos estamos desfocalizados, es decir, no somos cardenal de tal lugar, sino todos en el mismo plano». Ha invitado a proseguir con los discernimientos que aún quedan con tranquilidad porque «el responsable es el Papa y él no se agobia». Y ha bromeado con que, si a las mujeres «no nos abren la puerta, entramos por una rendija». «Tenemos que tomar conciencia de que tenemos muchas posibilidades, creamos en nosotras y en nuestro valor», ha pedido.
Contagiar a las demás
Por su parte, Eva Fernández ha recalcado la «libertad total» en la toma de decisiones durante la asamblea. «He visto cómo se van integrando en los informes mis propuestas desde mi caminar como laica de parroquia, como responsable diocesana y ahora como coordinadora de Acción Católica Internacional», ha reivindicado. Una visibilidad que se corresponde con la trayectoria que ha vivido hasta ahora en la Iglesia.
«Desde adolescente he vivido la corresponsabilidad, mi párroco nos ayudaba a vivir esto», ha explicado en la embajada de España ante la Santa Sede, donde ha concluido su intervención confesando que siente «el deber de estimular a otras mujeres e ilusionarlas» para que soliciten su hueco en los procesos de participación y escucha.