Las Javieradas vuelven «con mucha fuerza» - Alfa y Omega

Las Javieradas vuelven «con mucha fuerza»

La tradicional peregrinación multitudinaria al castillo de Javier vuelve este año con un mayor apoyo a las misiones

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Un grupo de jóvenes, de camino hacia la primera Javierada de este año. Foto: Efe / Jesús Diges.

«Hemos echado muchísimo de menos las Javieradas estos dos últimos años», dice Presen Hita, una madre de familia de Estella que acaba de volver de la tradicional peregrinación al castillo de Javier, interrumpida por la pandemia.

«Nosotros somos de madrugar y ponernos a andar desde la Foz de Lumbier, y en Javier tiramos la manta a cuadros por el suelo para seguir la Misa y comer», dice Presen, cuyo padre ya hacía las Javieradas hace años, «con mucha fe y mucha ilusión», y ahora ella sigue la tradición junto a su marido, sus hijos y varios primos y hermanos.

También es costumbre para esta familia comerse un helado en la explanada, «llueva, nieve o haga calor», algo que han podido hacer estos días, aunque de un modo distinto: «Por la situación actual hemos vivido todo quizá un poco más apartados, sin juntarnos tanto con otros grupos».

Este año, debido a que la participación ha sido menor, han podido visitar tranquilamente la basílica y entrar a la capilla que preside el conocido Cristo de la sonrisa, ante el que oraba el mismo san Francisco Javier. Sin embargo, no ha sido una experiencia descafeinada, porque, como dice Presen, «cuando acabas las Javieradas vuelves como nueva. Puedas acabar rota, cansadísima o que te duela un pie, pero vuelves de Javier siempre contenta».

Año Jubilar hasta 2023

Presen y su familia son amigos desde siempre de Óscar Azcona, director de las Javieradas. Este sacerdote recuerda que la última que se pudo realizar –habitualmente tienen lugar durante dos sábados consecutivos en marzo– fue la primera de 2020, justo antes del confinamiento: «La vivimos con mucha inquietud por las noticias de que llegaba algo fuerte. Esa primera peregrinación decidimos mantenerla y usar medidas como el hidrogel, pero la siguiente fue imposible».

Las Javieradas de 2021 «estaba claro que eran inviables», y las de este año han dependido hasta el último momento de la evolución de la pandemia. Es verdad que Javier ha seguido recibiendo visitas particulares a lo largo del año, «pero no es lo mismo», dice Azcona, «por el ambiente que se crea, y porque es un evento muy arraigado en Navarra y cada vez más en el resto de España. A mucha gente le ha costado estar todo este tiempo sin venir».

Aunque la participación de este año ha estado lejos de las 26.000 personas que se han concentrado en Javier en otras ediciones, «la Javierada engancha, y el que viene, repite», dice su director. Por eso estos días han llegado peregrinos de Madrid, Huesca, La Rioja, Zaragoza o Zamora, además de navarros, y muchos de ellos jóvenes, «aunque las Javieradas no son un evento específicamente juvenil, sino que participan personas de todas las edades y muchas familias», asegura Óscar Azcona.

La familia de Presen (detrás, de rojo), en la explanada tras concluir su peregrinación. Foto cedida por Presen Hita.

Todos ellos han vuelto este año «con mucha fuerza», aunque no se hayan celebrado como de costumbre. Por ejemplo, se ha establecido un protocolo de seguridad con distancias y mascarillas obligatorias, y se han cuidado especialmente los momentos de entrada y salida del recinto. Además, la organización no ha promovido especialmente la pernocta en parroquias y polideportivos que muchos grupos suelen realizar cuando peregrinan en varias etapas, «y eso puede que haya desanimado a algunos».

En cualquier caso, ha sido una edición que ha servido para introducir novedades que se quedarán en el futuro. «A partir de este año, las Javieradas van a estar vinculadas a un proyecto protagonizado por algún misionero navarro», cuenta su director. «Se dará a conocer a la gente lo que hace y, quien quiera, podrá contribuir a su sostenimiento. Así se rinde homenaje también a san Francisco Javier en el 400 aniversario de la canonización del que es el patrón de las misiones».

Por este motivo, el Papa ha concedido al santuario navarro un Año Jubilar que concluirá el 12 de marzo del año que viene. Por delante se abre un tiempo para vivir «el regalo del perdón, que no solo humaniza, sino que es la mejor medicina para el corazón roto y destrozado, y así pasar a ser un corazón renovado y salvado. Al final, el auténtico amor sabe pedir perdón y perdonar», dijo el arzobispo de Pamplona, Francisco Pérez, en su homilía del pasado sábado.