Las fuerzas de seguridad frustraron dos atentados contra el Papa en su viaje a Irak en 2021 - Alfa y Omega

Las fuerzas de seguridad frustraron dos atentados contra el Papa en su viaje a Irak en 2021

Lo ha confesado Francisco en un adelanto de su autobiografía publicado este martes: «Una mujer cargada de explosivos se dirigía a Mosul para hacerse estallar. Y una furgoneta también había salido a toda velocidad con la misma intención», rememora

Redacción
El Papa el 7 de marzo de 2021 durante su viaje al país
El Papa el 7 de marzo de 2021 durante su viaje al país. Foto: CNS / Paul Haring.

El Papa Francisco ha revelado que en su viaje a Irak en marzo de 2021 —el primero de un Pontífice a este país— se evitaron dos intentos de atentado. Lo ha confesado él mismo en un extracto de su autobiografía adelantado este martes por el diario Il Corriere della Sera. El libro verá la luz el próximo 14 de enero bajo el título Spera.

«Aquel viaje me fue desaconsejado por todos (…) Pero yo quería ir hasta el final, sentía que debía. Decía, casi familiarmente, que necesitaba ir a ver a nuestro abuelo Abraham, el antepasado común de judíos, cristianos y musulmanes», confiesa Francisco en el texto recogido por la agencia EFE.

En el texto, el Santo Padre recuerda que por aquel entonces el país seguía «evidenciando altísimos riesgos de seguridad» por los atentados. Tanto que la Gendarmería vaticana recibió un aviso de los servicios secretos británicos sobre dos presuntos planes de atentado durante su viaje apostólico.

«Me avisaron tan pronto como aterrizamos en Bagdad el día anterior. La policía había alertado a la Gendarmería vaticana sobre una información recibida de los servicios secretos ingleses: una mujer cargada de explosivos, una joven terrorista suicida, se dirigía a Mosul para hacerse estallar. Y una furgoneta también había salido a toda velocidad con la misma intención», rememora.

A pesar del riesgo, el viaje se terminó celebrando con normalidad y el Papa incluso pudo visitar la ciudad santa del islam chií, Nayaf. Allí se reunió con su máxima autoridad, el ayatolá Ali al Sistani, para abogar por el diálogo entre religiones.

Todo ello, sin embargo, ocurrió gracias al trabajo de las fuerzas de seguridad, que neutralizaron la amenaza. «Cuando al día siguiente pregunté a la Gendarmería qué sabía de los dos atacantes, el comandante me respondió lacónicamente “ya no están”. La policía iraquí los había interceptado y hecho explotar. También esto me afectó mucho, también este era un fruto envenenado de la guerra», asegura el Pontífice.