Cardenal Parolin: «Los cristianos de Irak nos piden mayor solidaridad»

Cardenal Parolin, en COPE: «Los cristianos de Irak nos piden mayor solidaridad»

En una entrevista con José Luis Restán emitida en El Espejo, el secretario de Estado del Vaticano ha afirmado que siente «mucha expectación por lo que la iglesia de China puede dar a la Iglesia católica»

Redacción
Parolin con el micrófono de COPE
Foto: COPE

El cardenal Pietro Parolin espera que el histórico viaje del Papa a Irak, que comenzó hace exactamente un mes, sea «una llamada a la solidaridad». En una entrevista este lunes con el programa El Espejo, de COPE, el secretario de Estado del Vaticano ha compartido que «a veces me parece que como cristianos de Europa, de Occidente, somos demasiado fríos hacia nuestros hermanos» en ese país. «Quisiera que hubiera más solidaridad, más cercanía, más maneras de manifestar nuestro apoyo y ayudar a seguir adelante».

Los cristianos de Irak «nos han enseñado el testimonio de la fe que llega hasta el martirio», ha subrayado. Él ha sido testigo de ello hace unas semanas. Pero también lo fue en la Navidad de 2018, cuando lo visitó en representación del Santo Padre. «Para mí fue un viaje muy emotivo», ha recordado en conversación con el director adjunto de la cadena, José Luis Restán.

«Los cristianos, desgraciadamente, han sido perseguidos por todos los conflictos y todas las fuerzas que quieren desarraigar la fe cristiana» de esa tierra. Y «nos enseñan esta capacidad de ser fiel a pesar de todas las dificultades, pero al mismo tiempo nos piden mayor solidaridad». Aunque el ISIS ya ha sido derrotado, «muchos siguen saliendo» por «este clima de desconfianza e incertidumbre que no les permite ver un futuro en el país».

Una «vida normal» para la Iglesia en China

Sobre uno de los hitos diplomáticos del pontificado, el acuerdo con China sobre el nombramiento de obispos, Parolin ha apuntado que «debemos considerarlo» más bien desde la perspectiva del «futuro de la Iglesia en China». Esta «ciertamente es una parte fundamental de la Iglesia católica, y todo lo que se ha intentado y se intenta hacer es para asegurar» una «vida normal» a esta comunidad, que «aún es pequeña pero que tiene una gran fuerza y vitalidad». Esta normalidad implica tener «espacios de libertad religiosa» y «de comunión, porque no se puede vivir en la Iglesia católica sin la comunión» con el Papa. «Miramos a la Iglesia en China con un gran respeto, también por su historia», en la que hay «mucho sufrimiento».

Junto al respeto hay además «mucha esperanza» de que «los pasos que se han dado, aún cuando no han resuelto todos los problemas» («probablemente necesitarán mucho tiempo»), sean «en el rumbo correcto hacia una conciliación en el interior de la Iglesia por este problema de distinciones» entre las comunidades reconocidas oficialmente y las que no lo están. Por último, el secretario de Estado ha reconocido que siente «mucha expectación por lo que la iglesia de China puede dar a la Iglesia católica».

Europa pierde la fe, y la razón

Más cerca de casa, Parolin ha mostrado pena por «la pérdida de fe en nuestra Europa, en nuestra cultura». Al mismo tiempo, ha añadido, se está perdiendo «la identidad de la persona humana», con cambios antropológicos como los que llevan al aborto o la eutanasia. «Antes que una pérdida de fe yo diría que es una pérdida de razón». Como insiste el Papa, aunque «desde los primeros documentos de la Iglesia hay un rechazo total del aborto», esta «no es una cuestión religiosa» sino «de razón». También Benedicto XVI decía que «el problema fundamental es la razón, no es la fe».

La situación se parece, ha comparado, a la de «los primeros siglos de la Iglesia», cuando empezaba a predicar «en una sociedad que no tenía valores cristianos» y logró «cambiar la mentalidad e introducir los valores del Evangelio». La clave, ha subrayado el cardenal, es el testimonio «global»: «Tenemos que testimoniar nuestra fe, tenemos que testimoniar nuestra esperanza, tenemos que testimoniar nuestra caridad». «Hoy en día no se puede imponer nada sino que ofrecer a partir de un testimonio coherente y convencido de vida cristiana».

¿Qué reforma de la Iglesia?

Frente a la necesidad del testimonio, existe y tiene que existir preocupación por esa mentalidad que, dentro de la Iglesia, interpreta las cuestiones según categorías como «conservador» o «progresista», en palabras de Restán. Esto «hace mucho daño», ha afirmado el secretario de Estado. El problema, ha añadido, «probablemente nace de que el Papa hace mucho hincapié en la reforma de la Iglesia, y hay mucha confusión» sobre los niveles a los que se refiere.

«Hay un nivel que no se puede cambiar: la estructura de la Iglesia, el depósito de la fe, los sacramentos, el ministerio apostólico… estos son los elementos estructurales». Pero también «hay toda una vida de la Iglesia que puede ser renovada. El Concilio [Vaticano II] mismo lo dice. Esto ¿qué significa? En su vida porque está hecha por hombres pecadores necesita renovarse continuamente».

Un Papa «sin protocolo»

La mano derecha del Papa ha destacado, como principal rasgo de Francisco, «la gran sencillez que manifiesta. Cuando uno se acerca a él se da cuenta de que es un hombre sencillo, sin protocolo. El contacto es inmediato. Cuida mucho la relación y la cercanía con la gente. Busca encontrar a la gente». Además, «también me impacta mucho es este deseo suyo de ayudar a hacer la Iglesia más creíble en el anuncio del Evangelio». Todos los asuntos los aborda «a través de estas características».

En la parte más personal de la conversación, el número dos del Papa ha afirmado que su vocación fundamental «es la sacerdotal». En sus 40 años sirviendo en la diplomacia vaticana, «nunca encontré contradicción» con el sacerdocio. Tras el Concilio Vaticano II, «la tarea de los nuncios es una tarea pastoral» de «estrechar los lazos entre la Santa Sede y las iglesias locales», así como de defensa y promoción de la libertad religiosa y de promover la paz en el mundo.

La reforma de la Curia

Cuando el Santo Padre le ofreció estar al frente de la Secretaría de Estado, «yo estaba bien en Venezuela» como nuncio, «a pesar de todo el problema político», ha narrado. Pero su respuesta fue: «Santo Padre, si usted piensa que yo puedo, con mucho gusto me pongo a su servicio y al de la Iglesia». Es cierto, ha reconocido a una pregunta de Restán, que «somos muy diferentes». Algo que ve como «una ventaja». En la línea de lo que suele afirmar el Papa, «se trata de hacer de nuestras diferencias una riqueza», a favor de la colaboración y no del conflicto.

El cardenal Parolin no prevé que en la reforma de la Curia que se ultima en el Vaticano haya grandes cambios sobre su labor. «El secretario de Estado seguirá coordinando la secretaría de Estado, que es el organismo que ayuda más de cerca al Santo Padre en el gobierno de la Iglesia» a través de tres secciones: los asuntos generales, la dimensión diplomática y la última, añadida por voluntad de Francisco, dedicada al personal diplomático. «Hoy más que nunca necesitamos oraciones para que el Señor nos ayude a ser fieles a nuestra misión», se ha despedido. Pero la Pascua nos da esperanza «porque sabemos que la última palabra es la palabra de Jesús resucitado».